Imagen: GP Accardo
Este sábado, las elecciones parlamentarias en Georgia podrían marcar un punto de inflexión en la política del país. El gobierno actual, liderado por el partido Sueño Georgiano, ha dejado entrever su intención de ilegalizar a los principales partidos de la oposición si consigue la mayoría parlamentaria. Ante este panorama, las fuerzas opositoras ven los comicios como una batalla decisiva: o el gobierno pierde el poder o ellos serán expulsados del escenario político.
Una deriva política contraria a Europa
Mientras que la guerra en Ucrania ha impulsado a países como Suecia y Finlandia a acercarse a la OTAN, en Georgia, una antigua república soviética, la situación va en la dirección opuesta. En los últimos meses, las manifestaciones contra la controvertida «ley de agentes extranjeros», que señala a ONG y medios de comunicación financiados desde el exterior, han tensado aún más el ambiente. Sueño Georgiano defiende la ley como una medida para proteger la soberanía nacional, pero sus críticos la ven como un paso hacia un régimen autoritario inspirado en Rusia.
La oposición lucha por sobrevivir
Los partidos opositores intentan unirse para desafiar al gobierno en las urnas. Desde el pasado verano, la introducción de la ley ha generado un clima de tensión, obligando a las ONG y medios a registrarse en una lista que los expone a inspecciones y posibles sanciones. La ley, similar a la adoptada en Rusia, ha sido el detonante de numerosas protestas que han movilizado a gran parte de la sociedad civil.
Según la legislación vigente, el gobierno de Irakli Kobakhidze podría recurrir al Tribunal Constitucional para disolver partidos políticos si obtiene la mayoría constitucional de 113 escaños de los 150 disponibles. Esta posibilidad ha encendido las alarmas en Bruselas, que ya ha congelado la candidatura de Georgia para ingresar en la Unión Europea debido al retroceso en derechos humanos en el país.
El riesgo de la ilegalización del principal partido de oposición
El primer ministro Kobakhidze ha anunciado que, si obtienen la mayoría necesaria en el parlamento, buscarán prohibir más de media docena de partidos, incluido el Movimiento Nacional Unido (UNM), el principal grupo opositor fundado por el expresidente Mijaíl Saakashvili. Aunque sigue siendo la alternativa más significativa al poder, el UNM se enfrenta a divisiones internas y a una imagen desgastada por su etapa de gobierno entre 2004 y 2012, según el analista Emil Avdaliani del centro Carnegie.
Además del UNM, otros partidos menores con representación parlamentaria también estarían en peligro. Kobakhidze ha calificado a estos grupos como una «única fuerza política» que, según él, debe ser eliminada del sistema democrático del país.
La influencia rusa en el gobierno y la sociedad
El gobierno de Georgia ha intensificado su retórica contra Occidente, alineándose cada vez más con la política de Vladimir Putin. A esto se suma el fortalecimiento de las relaciones con China e Irán, y la adopción de normativas restrictivas, como la ley contra la «propaganda gay», siguiendo el modelo ruso.
Recientemente, Bidzina Ivanishvili, fundador del partido gobernante, provocó controversia al sugerir que Georgia debería disculparse con Osetia del Sur, región anexionada de facto por Rusia en 2008, por la guerra de ese año. Aunque la investigación de la UE de 2009 concluyó que fue el ejército georgiano quien inició el conflicto, muchos georgianos culpan a Rusia de la breve pero destructiva guerra.