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La sorpresa inicial tras la derrota demócrata ha dado paso a la indignación y la búsqueda de culpables. En el centro de las críticas se encuentra el presidente Joe Biden. La pérdida electoral, junto al revés de no haber conquistado siquiera el voto popular, ha consolidado la idea de que el presidente no cumplió su promesa de ser presidente por un solo mandato, aferrándose al poder y condenando a su partido a una retirada en Washington.
Si bien cualquier candidato podía haber desafiado al demócrata en las primarias, el partido optó por no hacerlo, imponiendo una disciplina que se mantuvo hasta que su debilidad en el debate de junio detonó una insurrección interna. Esto resultó en el impulso de Kamala Harris como candidata, quien asumió la campaña sin haber obtenido apoyo en votaciones previas. Antes del congreso partidario, ya existía la posibilidad de proponer otras alternativas, pero se optó por ella, pese a la impopularidad del gobierno.
Reflexión sobre la esencia del Partido Demócrata
El debate interno en el partido no se reduce a señalar culpables; también hay cuestionamientos sobre la identidad y los valores perdidos frente a un Donald Trump que ha conectado con la clase trabajadora. El senador Bernie Sanders cree que el partido necesita reorientarse hacia la clase trabajadora, alejándose de causas académicas o culturales promovidas por las élites. «No debe sorprender que un Partido Demócrata que abandonó a la clase trabajadora ahora sea abandonado por ella«, afirmó.
Una coalición anti-Trump sin ideas propias
Muchos miembros de la base demócrata, incluido el propio Sanders, señalan que el partido se ha convertido en una coalición anti-Trump, pero carente de ideas transformadoras y tangibles. En sus filas se encuentran desde figuras de la izquierda, como Alexandria Ocasio-Cortez, hasta exrepresentantes del establishment, como Dick Cheney, coartífice de la guerra de Irak. Harris, quien perdió respaldo en todos los sectores demográficos, no logró mantener la cohesión ni la popularidad entre votantes de distintos orígenes y perfiles.
Pérdida de votos y apoyo popular
La magnitud de la derrota es contundente: el Partido Demócrata no solo perdió la Casa Blanca y el Senado, sino también 15 millones de votos entre 2020 y 2024. La pérdida no se debe a un avance de Trump, quien también bajó de 74 a 71 millones de votos, sino a una erosión en la base demócrata que llevó a Harris a obtener solo 66 millones, en niveles similares a los de Hillary Clinton en 2016.