Haití enfrenta una nueva ola de violencia y desorden, con imágenes recurrentes de miembros de bandas armadas portando rifles de alto calibre, escopetas de acción de bombeo y armas automáticas en las calles de Puerto Príncipe. En un país que no produce armamento ni municiones, la procedencia de estas armas, en su mayoría, se remonta a Estados Unidos.
Armas ilegales en el país
Expertos señalan que la mayoría de estas armas llegan desde estados estadounidenses con leyes laxas sobre posesión de armas, siendo Florida una ruta principal de entrada. Este comercio clandestino está dotando a las pandillas haitianas de un vasto arsenal que supera con creces el de las fuerzas policiales, sumidas en la impotencia mientras las bandas toman el control de las principales ciudades del país.
Según una evaluación de 2020 realizada por la Comisión de Desarme de Haití, se estima que en el país existen hasta 500.000 armas ligeras, de las cuales solo 38.000 están registradas legalmente. Es probable que esta cifra haya aumentado aún más en los últimos años debido al crecimiento del tráfico ilegal de armas.
Robert Muggah, experto en seguridad y cofundador del Instituto Igarapé con sede en Brasil, indica que gran parte de estas armas son adquiridas en Estados Unidos a través de intermediarios que las compran en nombre de contrabandistas. Estas armas, en su mayoría, provienen de estados con legislaciones permisivas sobre armas de fuego, como Florida, Arizona, Texas y Georgia.
Las bandas criminales han doblegado al país
Las bandas criminales y las fuerzas de seguridad se enfrentan a tiroteos en las calles de Puerto Príncipe, y recientemente se informó que el líder de la banda Delmas 95, Ernst Julmé alias Ti Gregl, murió en uno de estos enfrentamientos.
Las recientes incautaciones han revelado la relativa facilidad con la que operan los traficantes. En febrero, dos altos miembros de la banda 400 Mawozo fueron declarados culpables por la Fiscalía estadounidense, tras el secuestro de 17 misioneros cristianos en Puerto Príncipe en 2021. Se encontró un amplio arsenal, incluyendo AK-47, AR-15 y rifles de francotirador, adquiridos en armerías de Florida.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades estadounidenses para combatir el tráfico ilegal, que incluyen operativos de seguridad en Florida y la creación de grupos de trabajo regionales en el Caribe, el contrabando de armas persiste como un desafío de difícil solución. Los recursos limitados y la falta de control fronterizo en Haití también contribuyen a la proliferación del tráfico ilegal de armas.