Este lunes, el conflicto entre Israel y Hezbolá ha alcanzado un nuevo nivel de tensión tras una serie de enfrentamientos que han dejado decenas de muertos y heridos en ambos lados.
El partido-milicia chií Hezbolá, apoyado por Irán, ha reivindicado ataques con “decenas de cohetes” contra tres instalaciones militares israelíes, en respuesta a una oleada de bombardeos ejecutados por el Ejército de Israel contra el Líbano. Estos ataques israelíes, según las autoridades libanesas, han causado la muerte de al menos 50 personas y han dejado más de 300 heridos.
Hezbolá señaló que sus objetivos incluyeron la sede de reserva del Mando Norte, la División de Galilea y un complejo militar al norte de Haifa. La cadena de televisión Al Manar, vinculada al grupo, destacó que estos ataques representan una respuesta directa a los bombardeos israelíes. Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron haber detectado el lanzamiento de unos 25 proyectiles desde territorio libanés, de los cuales muchos fueron interceptados por los sistemas de defensa aérea.
Uno de los proyectiles enviados por Hezbolá contra Israel
Sin embargo, algunos proyectiles impactaron en zonas abiertas en Baja Galilea y Amiad, sin que hasta el momento se reporten víctimas. El Ejército israelí, a su vez, afirmó haber atacado más de 300 objetivos de Hezbolá durante la jornada, en una operación masiva en el sur de Líbano. Estas acciones se producen tras días de intensificación en los enfrentamientos, especialmente después de las explosiones coordinadas en dispositivos de comunicación que dejaron alrededor de 40 muertos y miles de heridos, un ataque también atribuido a Hezbolá.
La sorprendente explosión de ‘buscas’ de miembros de Hezbolá
El aumento de las hostilidades ha generado temores de una expansión del conflicto en Oriente Próximo. En este contexto, el Ejército de Israel ha presentado a Estados Unidos sus “planes operativos” respecto a Líbano, mientras la comunidad internacional observa con creciente preocupación el riesgo de una guerra a gran escala en la región.
Cerca de 3.000 «buscas» explotaron en Líbano y Siria mientras eran utilizados por miembros del grupo armado Hizbulá. Según una investigación del New York Times, estos dispositivos, fabricados por la empresa taiwanesa Gold Apollo, fueron manipulados, presuntamente por Israel, para incorporarles pequeñas cargas explosivas junto a sus baterías.
Tanto Hizbulá como el Gobierno libanés han culpado a Israel por las detonaciones, que dejaron un saldo de doce muertos y alrededor de 2.800 heridos. El informe del diario estadounidense, basado en fuentes anónimas de Estados Unidos y otros países, sugiere que los dispositivos fueron alterados antes de llegar a manos de Hizbulá. Cada “busca” contenía entre 28 y 56 gramos de explosivos que se activaron cuando los usuarios recibieron una notificación programada. A las 3:30 p.m. del día del incidente, los dispositivos emitieron un sonido, lo que provocó que sus usuarios los acercaran a sus rostros, momento en el que explotaron.
Entre las víctimas se encontraba una niña de diez años, hija de un miembro de Hizbulá. Por su parte, la empresa Gold Apollo negó cualquier responsabilidad en la fabricación de los dispositivos utilizados en las explosiones. En un comunicado, la compañía taiwanesa señaló que la firma BAC, con la que mantiene un acuerdo de marca privada, fue la encargada de producir los dispositivos.