La situación de la Guerra de Ucrania, que lleva años costando numerosos recursos a Europa, pone ahora en riesgo la viabilidad energética de la Unión. Desde ayer, día 31, Rusia ha dejado de enviar gas a través de los oleoductos presentes en Ucrania debido a la negativa del gobierno de Volodomir Zelensky de continuar los acuerdos con Moscú. Estos acuerdos reportaban al gigante ruso enormes ganancias al año debido a la venta de combustible a los países de la Zona Euro. Zelensky había afirmado el pasado 19 de septiembre de su intención de cortar el paso de gas por territorio ucraniano, pues era una forma de debilitar su propia lucha el continuar un acuerdo que reportaba a rusia «miles de millones adicionales».
El presidente ruso, Vladimir Putin, enfatizó que Rusia ha sido firme en su compromiso con garantizar los suministros de gas y en mantener «la despolitización de las cuestiones económicas». Sin embargo, advirtió que la interrupción del tránsito de gas a través de Ucrania tendrá un impacto directo en los mercados energéticos, lo que provocará «un aumento en los precios del combustible».
Putin subrayó que Moscú ha cumplido con sus compromisos energéticos incluso en tiempos de tensiones políticas, y consideró que decisiones como la de Ucrania no solo complican la situación económica global, sino que afectan de manera desproporcionada a los consumidores europeos. «Es un ejemplo claro de cómo las decisiones políticas pueden tener graves repercusiones en el bienestar económico y energético de la región», señaló.
El gobierno ucraniano da ahora por finalizado el acuerdo firmado en 2019, bajo el amparo de la Comisión Europea, a causa de los beneficios económicos que reportaba a la actualmente debilitada industria rusa. Gazprom, la empresa rusa proveedora, ha afirmado que este evento es únicamente un contrapié y que espera encontrar otras rutas de paso para poder continuar con el suministro de forma constante. Pese a estas afirmaciones, a partir de las 6:00 de la mañana, el flujo de gas ha sido completamente cortado.
Posibles nuevas rutas
La Unión Europea asegura estar «plenamente preparada» para afrontar el cese del tránsito de gas ruso, gracias a su despliegue de energías renovables, una reducción del consumo de gas en un 18% y reservas de almacenamiento que alcanzan el 95%, suficientes para el invierno. Asimismo, un informe detalla cuatro rutas estratégicas para garantizar el suministro de gas diversificado a Europa.
La primera ruta destaca a Alemania como un eje clave, respaldada por la «amplia expansión reciente» de terminales de gas natural licuado (GNL) y las importaciones por tuberías desde Noruega, Países Bajos y Bélgica. Desde Alemania, el gas podría distribuirse a países como Austria, Chequia y Eslovaquia utilizando infraestructuras existentes.
La segunda opción conecta Polonia con Eslovaquia a través de un interconector que permite el acceso a gas noruego y GNL procedente de Estados Unidos. Este flujo facilita su llegada a Chequia, Austria, Hungría y Ucrania.
Una tercera vía plantea el transporte desde Italia hacia Austria, Eslovaquia y Eslovenia, aprovechando las capacidades actuales de las infraestructuras sin necesidad de ampliaciones inmediatas.
Por último, la denominada «ruta Trans-Balcánica» asegura el tránsito de gas desde Grecia, Turquía y Rumanía hacia el norte. Esta red no solo abastecería a países del centro y este de la UE, sino también a Moldavia y Ucrania, gracias a la interconexión entre Grecia, Bulgaria, Rumanía, Hungría, Moldavia, Ucrania y Eslovaquia.