El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió la muerte del líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, en un ataque aéreo israelí como un «acto de justicia» por las numerosas víctimas que causó a lo largo de su liderazgo, incluyendo miles de civiles estadounidenses, israelíes y libaneses. Biden señaló que Nasrala fue responsable de la muerte de cientos de estadounidenses durante sus cuatro décadas de liderazgo en Hizbulá.
Además, en su comunicado, vinculó la muerte de Nasrala con el contexto de la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023. Reafirmó el apoyo total de Estados Unidos al derecho de Israel a defenderse contra grupos como Hizbulá, Hamás, y otros respaldados por Irán.
Por su parte, el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, aseguró al ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que Washington está comprometido a evitar que Irán y sus aliados aprovechen la situación en el conflicto.
El apoyo al ataque israelí ha sido bien recibido entre los republicanos. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificó a Nasrala como una «marioneta del régimen iraní» y pidió al Gobierno de Biden-Harris que abandone los esfuerzos para alcanzar un alto al fuego, algo que ve como contraproducente. Los republicanos, en palabras de Donald Trump, creen que Israel debe «terminar el trabajo», es decir, no imponer limitaciones a sus acciones militares.
Por otro lado, el gobierno de Biden continúa buscando un alto al fuego, aunque esos intentos parecen ser ignorados por Israel. Resulta revelador que Israel lanzara su ataque contra Nasrala solo 36 horas después de que Estados Unidos y Francia solicitaran una tregua de tres semanas en el Líbano, mientras que el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, había emitido un mensaje conciliador en la ONU.
Ahora, esa tregua parece imposible, junto con la muerte de Nasrala y los más de 1.000 libaneses muertos en los bombardeos de los últimos días. A pesar de ello, Biden reitera que el objetivo de su gobierno sigue siendo desescalar el conflicto en Gaza y Líbano a través de la diplomacia.
Si la guerra no se extiende, Biden (y Harris) podrían manejar la situación sin enfrentar grandes problemas. Hizbulá tiene una imagen muy negativa en Estados Unidos, especialmente tras el atentado de 1983 que resultó en la muerte de 248 infantes de marina en Líbano y los secuestros de ciudadanos estadounidenses, británicos y franceses durante los años 80. La percepción de que la destrucción en Líbano es menor que en Gaza también limita las protestas contra Israel.
Aunque alrededor del 70% del voto judío en Estados Unidos es demócrata, esta comunidad apoya los ataques en Gaza y Líbano contra Hizbulá. Además, hay una significativa y poderosa comunidad de descendientes de cristianos libaneses en EE.UU. que rechaza a Hizbulá, incluyendo figuras como el general retirado John Abizaid, la actriz Salma Hayek y miembros de la familia Sununu, una dinastía política republicana vinculada a George H.W. Bush.