Imagen: RON SACHS / POOL. Agencia EFE
La caída del régimen de Bashar Al-Assad ha sucedido a menos de un mes y medio de que el presidente de Estados Unidos Joe Biden deje la Casa Blanca. Tras los últimos acontecimientos en Siria, Biden ha comparecido para una declaración en la que ha celebrado la caída de Al-Assad como un “acto de justicia”. Eso sí, ha advertido que permanecerán “vigilantes”: “No nos equivoquemos: algunos de los grupos rebeldes que han derrocado a Al-Assad tienen su propio y sombrío historial de terrorismo y abusos contra los derechos humanos. Hemos tomado nota de las declaraciones de los líderes de estos grupos rebeldes en los últimos días, y ahora están diciendo lo correcto, pero a medida que asuman una mayor responsabilidad, evaluaremos no solo sus palabras, sino sus acciones”.
Biden también ha reconocido que “ahora se abre un momento de riesgo e incertidumbre” para el país, una situación que EE.UU. tratará de gestionar con sus socios internacionales antes de prometer que Washington emprenderá contactos con grupos sirios, sin especificar cuáles, para “establecer una transición política”.
Tras reunirse este domingo con su equipo de seguridad nacional, Biden ha señalado, precisamente, que aunque se trata de una “oportunidad histórica” para el pueblo sirio, también es “un momento de considerable riesgo e incertidumbre”. “Estados Unidos trabajará con nuestros socios y las partes interesadas en Siria para ayudarles a aprovechar la oportunidad de gestionar el riesgo”, ha dicho.
El presidente reclama que todos los grupos de la oposición tengan un papel en el Gobierno de Siria, y que los nuevos dirigentes demuestren su compromiso con los derechos de todos los ciudadanos, el Estado de derecho y la protección de las minorías religiosas y étnicas. “Estos últimos días han sido históricos, y ya saben que son los días venideros los que determinarán el futuro de este país. Tenemos la intención de abordarlos con fuerza, sabiduría y determinación”, ha indicado.
Biden apunta a las causas del debilitamiento de Al-Assad
En su comparecencia, Biden se ha declarado convencido de que «Estado Islámico intentará aprovechar cualquier vacío para restablecer sus capacidades y crear un refugio seguro». «No permitiremos que eso suceda», ha zanjado el mandatario, que tiene a sus órdenes a cerca de 900 tropas estadounidenses desplegadas en Siria como parte de una misión para prevenir un resurgimiento de la organización.
El presidente ha señalado además que las políticas de sanciones impuestas por su administración al régimen de Asad, la presencia militar estadounidense en Siria y el apoyo a las acciones de Israel para defenderse de Irán son un enfoque que ha «cambiado el equilibrio de poder en Oriente Próximo», lo que ha contribuido a debilitar a los aliados de Al Assad.
EE.UU. bombardea más de 75 objetivos del Estado Islámico en Siria
Después de que los yihadistas sirios hayan tomado Damasco y hayan certificado la caída del régimen de Al-Assad, EE.UU. ha bombardeado más de 75 objetivos del Estado Islámico en Siria. Según ha informado el Mando Central de los Estados Unidos (CENTCOM) en un comunicado, la fuerza aérea de los EE.UU. ha atacado “líderes, operativos y campamentos” del Estado Islámico en el centro de Siria con el objetivo de evitar que “el grupo terrorista haga operaciones externas” y asegurarse de que “no se aprovecha de la situación actual para reconstruirse”. El CENTCOM ha advertido que, junto con los «aliados y socios de la región», seguirá llevando a cabo operaciones para «degradar las capacidades operativas del Estado Islámico”.