Imagen: los candidatos a la presidencia de Rumania I AP
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía, celebrada el 4 de mayo de 2025, George Simion, líder del partido ultranacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), obtuvo el 40,9 % de los votos, mientras que el alcalde de Bucarest, Nicușor Dan, candidato independiente de orientación proeuropea, alcanzó el 20,9 %.
Según las encuestas más recientes, la segunda vuelta de las elecciones, programada para el 18 de mayo de 2025, presenta una contienda reñida entre ambos candidatos. Y, aunque los sondeos reflejan una ligera ventaja para Dan, las diferencias están dentro del margen de error y la situación permanece volátil.
George Simion, una opción radical
George Simion, nacido en 1986, es el líder del partido ultranacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), formación que cofundó en 2019 y que ha ganado protagonismo gracias a su discurso euroescéptico, conservador y abiertamente crítico con el sistema político tradicional de Rumanía. Procedente del activismo nacionalista, Simion se dio a conocer en campañas por la unificación de Rumanía y Moldavia y ha sido una figura polarizadora por sus posturas radicales, su retórica populista y su vinculación con movimientos ultras. En las elecciones presidenciales de 2025 ha logrado aglutinar un amplio respaldo, especialmente entre la diáspora rumana y los votantes jóvenes desencantados, defendiendo una visión soberanista del país, oponiéndose a las sanciones contra Rusia pese a considerarla una amenaza, y rechazando el envío de armas a Ucrania. Su ascenso preocupa a sectores democráticos y a instituciones europeas por sus conexiones con discursos extremistas, su estilo confrontacional y su cercanía a figuras prorrusas como Calin Georgescu, cuya candidatura fue invalidada. Simion lideró con más del 40% en la primera vuelta de las presidenciales, posicionándose como favorito en la segunda vuelta frente a su oponente liberal.
Nicusor Dan, la alternativa proeuropea
Nicusor Dan, matemático de formación y figura reconocida del activismo urbano en Bucarest, se ha consolidado como una opción tecnócrata y reformista en el panorama político rumano. Nacido en 1969, fundó la ONG Salvați Bucureștiul, desde donde impulsó campañas por la transparencia administrativa y la protección del patrimonio urbano, lo que le valió notoriedad pública y lo catapultó a la política institucional. Fue elegido alcalde de Bucarest en 2020, cargo desde el que ha impulsado una agenda basada en la digitalización de la administración, la lucha contra la corrupción y la mejora de los servicios públicos. Se presenta como independiente, aunque respaldado por fuerzas de centro y europeístas, y en estas presidenciales ha defendido una Rumanía alineada con los valores democráticos de la UE, comprometida con la legalidad, el desarrollo tecnológico y la estabilidad regional. En la primera vuelta obtuvo cerca del 21% de los votos y su candidatura representa una alternativa proeuropea frente al ascenso de la ultraderecha, apelando al voto urbano, ilustrado y europeísta que teme una deriva autoritaria del país.