La policía expulsó a un inmigrante afgano de 29 años de las instalaciones de la parroquia católica de San Cristóforo, en el distrito de Lohbrügge, y lo deportó en avión a Suecia. El refugiado había estado bajo la protección de la Iglesia desde agosto, ya que la congregación lo acogió en virtud de la tradición del asilo eclesiástico, dado que, según el arzobispo de Hamburgo, Stefan Hesse, se encontraba «en una situación extremadamente difícil».
El asilo eclesiástico se considera la «última ratio», un recurso final contra la intervención del Estado, utilizado cuando una congregación religiosa identifica necesidades humanitarias en un caso individual que no están cubiertas por la situación legal. Los refugiados son recibidos directamente en las instalaciones sagradas de la iglesia y son alimentados por la congregación. En el pasado, esta protección eclesiástica solía ser aceptada por el Estado; sin embargo, recientemente ha habido un aumento en los casos en los que las autoridades no han respetado esta tradición y han sacado a personas de la iglesia.
El caso específico sigue siendo poco claro. No se debe hablar de la parroquia o de su comunidad, sino que se hace referencia a la diócesis, que, cuando fue consultada por el diario taz, explicó solo de manera general por qué este refugiado en particular fue atendido en la parroquia. Se informa que el afgano estaba gravemente enfermo y había estado prófugo durante diez años. Según el Ministerio del Interior de Hamburgo, llegó a Suecia en 2015, donde se quedó con familiares y solicitó asilo. Cuando su solicitud fue rechazada en Suecia, que se ha vuelto cada vez más restrictiva en términos de política de asilo, se trasladó a Alemania en marzo de 2024.
Suecia se pone en contacto con Afganistán
Para la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF), la cuestión es clara: según el Acuerdo Dublín III, Suecia es responsable como país de la primera solicitud de asilo. Desde el punto de vista de las autoridades, no hay argumentos que justifiquen la permanencia de los afganos en Alemania.
Para la Iglesia, la situación es diferente: consideran que Suecia, en este caso, significa Afganistán, lo que representa una dificultad irrazonable. Se esperaba que un expediente de la parroquia defendiera al joven de 29 años ante la BAMF y lo clasificara como un caso difícil. Sin embargo, la autoridad federal no se dejó influenciar por los argumentos de la Iglesia.
Esta decisión no es sorprendente: según Dieter Müller, del grupo de trabajo ecuménico federal «Asilo en la Iglesia», en el 99 por ciento de los casos, la BAMF no evalúa la situación humanitaria de manera diferente, incluso después de una intervención de la Iglesia, y aún así no considera que haya un caso de dificultad. Esto también está documentado en «Hamburgasyl». Sin embargo, el Grupo de Trabajo de la Iglesia sobre los Refugiados asegura en su sitio web que «en casi todos los casos del procedimiento de asilo alemán, se podría lograr un resultado positivo después de que el plazo haya expirado».
La novedad no radica en el rechazo por parte de la BAMF. Lo que resulta nuevo es que, en ocasiones, los políticos toman decisiones drásticas al abandonar el asilo eclesiástico. Esto ocurrió en Schleswig-Holstein a principios de enero y en mayo con una familia rusa en Bienenbüttel, Baja Sajonia. El grupo de trabajo ecuménico «Asilo en la Iglesia» está documentando cada vez más casos de violaciones del asilo eclesiástico.
La Oficina de Registro de Extranjeros de Hamburgo explica que se encuentra limitada: «El examen y la decisión en estos casos es responsabilidad exclusiva de la BAMF», indica un portavoz. «La Oficina de Registro de Extranjeros de Hamburgo es solo una autoridad de aplicación en este contexto», y está obligada a llevar a cabo las devoluciones de manera organizativa.
El razonamiento es el mismo que el del ministro del Interior de Baja Sajonia en mayo y de la ministra de Integración de Schleswig-Holstein, Aminata Touré, en enero. Sin embargo, estas justificaciones se contradicen con una declaración de la BAMF, que afirma que la transferencia desde las instalaciones de la iglesia es, en esencia, una decisión de la autoridad responsable de la aplicación de la ley.
La importancia del asilo eclesiástico
Cuando se le preguntó qué había de diferente en el caso del afgano en comparación con todos los demás casos de asilo eclesiástico anteriores, la autoridad del gobierno del estado de Hamburgo no pudo proporcionar ninguna razón específica que se relacionara individualmente con su situación.
Es más probable que el refugiado afgano haya tenido simplemente la mala suerte de que, en este momento, se esté produciendo un cambio de rumbo político en el país: actualmente se están realizando «grandes esfuerzos» para hacer cumplir el procedimiento de Dublín. «Cualquiera que desee que se respeten las leyes existentes de asilo y residencia debe trabajar simultáneamente para garantizar su cumplimiento», señala la autoridad.
En este momento, 76 personas viven bajo el asilo eclesiástico en Hamburgo. Sin embargo, este «último recurso para evitar dificultades humanitarias irrazonables», como lo describió el arzobispo Hesse, ha perdido parte de su efectividad y seguridad para ellos.
