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La economía alemana, que en su día fue el motor de Europa, lleva casi dos años en un preocupante estancamiento, e incluso retroceso. Los efectos de varias crisis estructurales, como la necesidad de reducir su dependencia del gas ruso y la disminución de la demanda china de productos alemanes, han golpeado duramente a su industria. Además, una crónica falta de inversión pública ha exacerbado la situación, colocando a Alemania por detrás de la media europea en términos de crecimiento del PIB para los próximos años, según previsiones de la Comisión Europea.
El impacto de la debilidad alemana en Europa
El debilitamiento de la economía alemana no solo afecta al país, sino que también repercute en el resto de la Unión Europea y la zona euro. Aunque algunos líderes europeos celebran su propio crecimiento económico, la realidad es que la desaceleración alemana tiene un efecto arrastre, especialmente en economías tan interconectadas como la de la República Checa. Sander Tordoir, economista jefe del Centro para la Reforma Europea, señala que un punto porcentual de estímulo fiscal en Alemania podría incrementar el PIB de los países circundantes en un 0,1%. Sin embargo, la austeridad y el estancamiento económico en Alemania están lastrando el crecimiento del resto de Europa.
La crisis económica alemana se cronifica
La economía alemana ha sorprendido a expertos y analistas al contraerse en el segundo trimestre de este año, cuando se esperaba un ligero crecimiento o al menos un estancamiento. Klaus Wohlrabe, director de encuestas del instituto económico Ifo, confirma que la debilidad económica alemana persiste desde la primavera de 2022 y no anticipa una mejora significativa en el corto plazo.
Tordoir también destaca que la falta de inversión es un factor clave que frena el dinamismo económico del país. Según él, la infraestructura deteriorada, la burocracia excesiva y los mercados de capitales lentos están frenando la creación de nuevas empresas y la renovación del tejido empresarial alemán. Un ejemplo claro es que de las 40 empresas que cotizan en el índice DAX, 23 tienen sus orígenes en el siglo XIX o antes, y solo dos se fundaron en el siglo XXI.
Desafíos estructurales y falta de competitividad
La falta de inversión pública es una preocupación compartida por varios expertos. Wohlrabe menciona que más del 40% de las empresas alemanas informan de una disminución en los pedidos, lo que agrava la incertidumbre económica. A pesar de los aumentos salariales, el consumo privado no ha logrado repuntar, en parte debido a la cautela de los consumidores ante la inflación. Jens Boysen-Hogrefe, profesor de la Universidad de Kiel, resalta que la competitividad alemana ha disminuido, especialmente en comparación con China, cuyo sector manufacturero ha adoptado estrategias agresivas que impactan directamente en las industrias automotriz y de maquinaria, sectores clave para Alemania.
Debate sobre la deuda y el futuro de la inversión
El freno de la deuda, una limitación constitucional al endeudamiento ha sido señalado como un obstáculo para las inversiones necesarias en infraestructuras y la transición energética. Aunque este freno ha estado suspendido desde 2020, los expertos del Instituto de Macroeconomía (IMK) advierten que podría convertirse en un lastre para la inversión pública en el futuro.