El parlamentario más rico de Westminster, Richard Grosvenor Plunkett-Ernle-Erle-Drax, tiene una fortuna estimada en 175 millones de euros y es uno de los mayores propietarios de tierras en Dorset, donde fue elegido diputado conservador siguiendo los pasos de seis predecesores en su familia.
Después de que su padre muriera en 2017, Drax heredó una de las mayores plantaciones de caña de azúcar en Barbados hasta el siglo XIX. Hay que destacar que cientos de esclavos trabajaron esta plantación de 250 hectáreas y que fueron llevados desde África por los dos barcos de la familia.
El historiador local Hilary Beckles, sostiene que: «Aquella plantación fue lo más parecido a un campo de exterminio, una escena del crimen donde miles de africanos murieron en las condiciones más terribles”. Beckles criticó cuando trascendió la noticia de que el Gobierno de Barbados planeaba pagar 3,7 millones de dólares a Richard Dax para comprar 21 hectáreas de la plantación para construir viviendas sociales.
Secundado por el diputado local Trevor Prescod, Beckles ha advertido que: “Los Drax han causado posiblemente más daño y violencia en Barbados que ninguna otra familia”, y que: “¿Qué ejemplo vamos a dar al mundo si entramos en negociaciones comerciales con el descendiente de una familia de esclavistas? Drax Hall debe estar al frente de la agenda global de las reparaciones”.
Aunque la polémica sobre este tema a escalado hasta el punto de que la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, ha decidido intervenir personalmente y bloquear la operación. “Entiendo la preocupación de nuestros ciudadanos, que sienten como si quisieran robarnos la oportunidad de tener de un acuerdo para reparar la sangre, el sudor y las lágrimas derramadas por nuestros antepasados”.
La primera ministra de Barbados ha intervenido de manera personal
Barbados es un país que cuenta con una población de 280.000 habitantes. Desde el año 2021 es una república, ya que decidió romper definitivamente los lazos con la Monarquía británica, 50 años después de lograr la independencia. Hasta 1833, cuando se abolió la esclavitud en el Imperio Británico, fue uno de los grandes bastiones de la industria azucarera, donde llegaron a trabajar hasta 46.000 africanos esclavizados.
En su libro Los Barones del Azúcar, el historiador Matthew Parker describía cómo una cuarta parte de los esclavos transportados hasta la isla morían de hambre o de enfermedad durante el viaje. Cuando tocaban puerto en Bridgetown eran exhibidos desnudos y encadenados en las subastas. Los hombres más fornidos podían ser vendidos por 20 libras de la época. Los oficiales de las plantaciones compraban chicas jóvenes para sus harenes.