La Unión Europea ha emitido una enérgica condena tras la destrucción deliberada de infraestructuras clave dentro de sus Estados miembros. El último incidente involucra el corte de un cable submarino en aguas finlandesas, y Helsinki sospecha de la participación rusa. La sombría «flota fantasma» de petroleros rusos se ha convertido en el principal sospechoso, lo que ha intensificado aún más las tensiones entre la UE y Moscú
Buques con pabellón ruso bajo lupa
La policía finlandesa identificó al petrolero de bandera rusa Eagle S, presuntamente parte de la llamada «flota fantasma», como un posible culpable del corte del cable de energía submarino que une Finlandia y Estonia. Esta flota ha estado bajo sanciones de la UE por supuestamente eludir las restricciones para entregar petróleo ruso. El presidente finlandés, Alexander Stubb, y la alta representante de la UE, Kaja Kallas, han pedido sanciones adicionales y medidas inmediatas para neutralizar los riesgos de la flota.
«Se observó que el Eagle S transportaba gasolina sin plomo desde un puerto ruso», reveló Sami Rakshit, jefe de la Aduana finlandesa. Las autoridades han abierto una investigación por «sabotaje agravado», y la tripulación del petrolero ya ha sido interrogada por la policía finlandesa.
La primera ministra estonia, Kristen Michal, convocó una reunión gubernamental de emergencia para abordar el incidente, que ocurrió solo un mes después del corte de dos cables de telecomunicaciones en aguas suecas. Se sospechaba que estas interrupciones anteriores involucraban al buque de bandera china Yi Peng 3. La región del Báltico ha sido testigo de un patrón preocupante de ataques contra su infraestructura submarina crítica, con cada vez más pruebas que apuntan a actos deliberados de sabotaje.
Con el recuerdo del Nord Stream 2
Este último ataque recuerda a las explosiones de 2022 que paralizaron los gasoductos Nord Stream, que transportaban gas natural ruso a Alemania. Las autoridades occidentales clasificaron esas explosiones como sabotaje, lo que tensó aún más las relaciones con Rusia. Del mismo modo, los recientes incidentes han provocado temores de una creciente campaña para desestabilizar infraestructuras europeas críticas.
Los cables submarinos como el EstLink 2, blanco de este ataque, son líneas vitales de energía y datos a través del Mar Báltico, conectando las redes energéticas y de comunicación de Europa. El operador finlandés Fingrid confirmó que el suministro de electricidad no se vio afectado, pero el incidente subraya las vulnerabilidades de la infraestructura europea en un momento de mayores tensiones geopolíticas.
La UE ha prometido responder con decisión. «No toleraremos actos de sabotaje contra nuestra infraestructura», declaró Kallas. Mientras tanto, el Eagle S permanece anclado cerca de Helsinki bajo el escrutinio finlandés, lo que indica que Europa está intensificando sus medidas defensivas contra lo que algunos funcionarios describen como una «nueva frontera en la guerra híbrida».
Con la sombra del sabotaje del Nord Stream aún cerniéndose sobre él, la última confrontación de la UE con Rusia ha entrado en una fase peligrosa. Las acusaciones de participación rusa en la destrucción de infraestructura submarina podrían aislar aún más a Moscú, al tiempo que plantean preguntas críticas sobre la preparación de Occidente para salvaguardar sus sistemas vitales en una era de ataques encubiertos.