El número de buques de la Armada rusa que transitan por aguas cercanas a España es cada vez mayor. En lo que va de año, la presencia de buques de guerra y submarinos rusos que han pasado por el Estrecho ha aumentado en un 50% respecto a 2023, según apuntan fuentes del Ministerio de Defensa a El País. Un alto mando de la armada ha señalado al mismo medio que hay “muchos centenares” de buques del Ejército de Vladímir Putin que están transitando con armamento o material militar a bordo por aguas próximas a España.
Desde que Turquía, aliada de la OTAN, impuso un férreo control en el estrecho del Bósforo por el que no pueden pasar buques de guerra salvo excepciones, Moscú ha virado su camino y está enviando sus submarinos y buques desde sus bases del Ártico o el Báltico, como Kaliningrado, pasando por el estrecho de Gibraltar y cruzando todo el Mediterráneo. Y España ha notado ese aumento en el tráfico.
El ministerio de Exteriores, dirigido por Margarita Robles, ha constatado a través de su documento Panorama Estratégico 2024 que, debido a la guerra, el Kremlin ha trasladado la mayor parte de sus soldados y material bélico a Ucrania, aunque “sigue teniendo bases aéreas [Latakia] y navales [Tartus] permanentes en Siria, lo que da al país acceso directo al Mediterráneo”.
“Los buques [de guerra] los tienes que municionar y eso no se hace en muchos sitios”, continúa en alusión a las bases rusas en el Báltico. España, a través del estrecho de Gibraltar ―por donde cada año transitan unos 70.000 buques, según Salvamento Marítimo―, ha acusado ese ir y venir de barcos de la Armada de Putin.
“Consecuencia directa de la guerra en Ucrania”
La detección de buques de guerra rusos en aguas cercanas a España es “una consecuencia directa de la guerra en Ucrania”, explica un vicealmirante al mismo medio. Entre el 4 y el 11 de septiembre de este año, dos fragatas españolas (Blas de Lezo y Canarias) monitorizaron al submarino militar ruso Novorossiyk ―conocido por su gran sigilo―, que iba a su vez escoltado por dos buques auxiliares de la Armada de Putin, según advirtió el Estado Mayor de la Defensa el pasado jueves. Ese ha sido el último caso que Defensa ha hecho público.
La Blas de Lezo partió desde Ferrol (Galicia) para vigilar al submarino Novorossiyk hasta aguas portuguesas, cuya Armada cogió el relevo e hizo lo mismo hasta que los buques rusos volvieron a rodear España por Huelva. Allí, la fragata Canarias continuó con la vigilancia durante su tránsito por el golfo de Cádiz y el mar de Alborán. Finalmente, la Canarias completó su misión cuando transfirió la responsabilidad del seguimiento a un buque francés.