Imagen: Un grupo de hombres sobre un tanque celebra la entrada de los rebeldes sirios en Damasco, capital de Siria, este domingo EFE/EPA/HASAN BELAL
Los combatientes rebeldes intentan poner orden en Siria, donde el ejército que impuso su ley durante medio siglo no da señales de vida. De momento, los puestos militares de control en la carretera frontera con Líbano a Damasco están vacíos. En la capital, se cuentan con los dedos de la mano las tiendas abiertas y algún coche circula con la llamada Bandera de la Independencia. La bandera rebelde se ha colocado ya en la Embajada de Rusia, el gran aliado junto a Irán de Al-Assad, que ha sido acogido en Moscú junto con su familia por “motivos humanitarios”.
En este contexto, Israel ha aprovechado para penetrar en territorio sirio, por primera vez desde la guerra del Yom Kipur, en 1973. Las tropas israelíes han entrado en la zona desmilitarizada vigilada por Naciones Unidas. Su ministro de Asuntos Exteriores Gideon Saar ha asegurado este lunes en una conferencia de prensa que se trata de una medida “limitada y temporal” destinada a garantizar la seguridad de Israel durante la confusión que ha seguido a la caída de Al-Assad. Las autoridades egipcias han criticado “en los términos más severos” la incursión de tanques e infantería israelíes, porque supone una “grave violación” del armisticio firmado en 1974.
Israel, que ya venía bombardeando casi diariamente dentro de Siria objetivos vinculados a Irán, lo ha hecho ahora con lo que Saar ha definido como instalaciones donde se sospecha que el recién depuesto régimen almacenaba armas químicas o misiles de largo alcance, “para que no caigan en manos de extremistas”.
Encuentran cadáveres en la prisión de Saidnaya
El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, ha informado este martes del hallazgo de entre 40 y 50 cadáveres en la prisión siria de Saidnaya, situada unos 30 kilómetros al norte de Damasco. El centro era conocido por el uso de la tortura contra los prisioneros.
Ahora, la Defensa Civil siria ha dado por terminadas las labores de búsqueda de posibles detenidos dentro de la prisión de Saidnaya, situada unos 30 kilómetros al norte de Damasco, sin encontrar “pruebas de celdas secretas o sótanos ocultos”. En un comunicado, el grupo indica que ha llevado a cabo una “búsqueda exhaustiva en todas las secciones, instalaciones, sótanos, patios y áreas circundantes de la prisión” con la ayuda de “personas familiarizadas” con el recinto, gestionado por la Policía Militar siria y conocido por el uso de la tortura contra millares de presos.
El domingo, comenzó a circular el rumor de que había miles de presos bajo tierra y miles de personas se han acercado en busca de los suyos a esta prisión militar apodada “el matadero humano” en la que el régimen de Bashar Al-Assad mató a miles de personas. Ahmed al Charaa, más conocido como Abu Mohamed Al-Julani, el líder de la coalición insurgente que derrocó a Al-Assad, ha asegurado este martes que las nuevas autoridades resultantes perseguirán a los “criminales de guerra” y darán a conocer pronto una lista con los nombres.