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El presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, fue recibido con abucheos durante la ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos de París 2024. El incidente ocurrió este domingo en el Stade de France, en Saint Denis, cuando Macron fue presentado junto a Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional. La reacción del público fue notoria, reflejando el descontento con el líder francés.
Macron, de 46 años, se enfrenta a una creciente ola de críticas tras su polémica decisión de nombrar al conservador Michel Barnier como primer ministro. Esta decisión ha generado indignación en los partidos de izquierda, que resultaron ganadores en las elecciones legislativas de julio. Argumentan que Barnier carece de legitimidad para ocupar el cargo.
Manifestaciones contra el nombramiento de Barnier
El pasado sábado, la izquierda francesa organizó una serie de manifestaciones en todo el país para expresar su rechazo a Barnier. Convocadas principalmente por La Francia Insumisa (LFI) y otras formaciones del Nuevo Frente Popular (NFP), las protestas congregaron a decenas de miles de personas. Sin embargo, el Partido Socialista (PS) se desmarcó de la convocatoria.
Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI, calificó el nombramiento de Barnier como una «negación de la democracia» y criticó duramente a Macron por elegir a un primer ministro del partido derechista Los Republicanos (LR), que solo obtuvo 47 de los 577 escaños en la Asamblea Nacional. Mélenchon subrayó que, aunque Barnier no enfrenta una moción de censura inmediata, su nombramiento refleja una estrategia política que desoye los resultados de las elecciones legislativas.
El papel de Barnier en la política francesa
En su discurso inicial, Barnier mostró apertura recordando los consejos de su madre, destacando la importancia de no ser sectario. También dejó claro que su gobierno dará prioridad a temas sensibles como la seguridad y la inmigración, dos asuntos clave para la ultraderecha. Además, subrayó la necesidad de atender el descontento ciudadano, tanto en las ciudades como en las zonas rurales.
Michel Barnier, conocido por su papel en las negociaciones del Brexit, afronta ahora el reto de estabilizar el Gobierno francés. Consciente de la presión de Le Pen y sus 126 diputados, anticipó que habrá “cambios y rupturas” en su hoja de ruta, reflejando la necesidad de responder a las demandas de una ciudadanía cada vez más polarizada y desencantada con la política tradicional.