Imagen: el presidente de EE.UU., Donald Trump I Getty Images
El rechazo a las políticas de Estados Unidos y su impacto en Europa ha desencadenado un movimiento de boicot a productos estadounidenses que gana fuerza en redes sociales y supermercados. En Dinamarca, un grupo de Facebook creado hace apenas tres días ya ha conseguido reunir a cerca de 50.000 seguidores, reflejando el creciente descontento de los consumidores con la influencia económica y política de EE.UU.
Un movimiento nacido de la frustración
El grupo, llamado Boykot varer fra USA (Boicot a productos de EE.UU.), fue creado por Bo Albertus, quien reconoce haber lanzado la iniciativa por “pura impotencia”. Según recoge ABC y El Periódico, su intención es hacer llegar un mensaje contundente a Washington utilizando el único lenguaje que, a su juicio, Donald Trump entiende: el del dinero.
El detonante de su iniciativa fue la visita del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a la Casa Blanca. “Después de ver ese vídeo, sentimos la necesidad de hacer algo para mostrar nuestro apoyo“, comenta Anika, una de las integrantes del grupo. Antes de eso, Albertus ya había decidido dejar de consumir comida rápida estadounidense y renunciar a sus marcas de ropa favoritas tras las declaraciones de Trump sobre la posible compra de Groenlandia.
Redes sociales y estrategias de consumo
El impacto del boicot ha sido amplificado por las redes sociales, donde los miembros del grupo comparten información sobre cómo evitar productos estadounidenses en su vida diaria. Se han difundido esquemas detallados sobre la estructura de propiedad de grandes multinacionales para identificar qué marcas pertenecen a empresas de EE.UU., así como alternativas europeas a esos productos.
El boicot no solo se limita a las redes sociales. En Noruega, la presión de los consumidores ha llevado a que algunas cadenas de supermercados comiencen a etiquetar los productos europeos con una estrella negra en su precio para facilitar su identificación. Anders Hagh, CEO del Grupo Salling, anunció la medida a través de LinkedIn, respondiendo a la creciente demanda de clientes que desean evitar productos de EE.UU.
Otras cadenas, como Coop y Dagrofa, analizan cómo implementar una estrategia similar, aunque por el momento consideran suficiente el etiquetado de la Unión Europea.
Suecia también se suma al boicot
El movimiento ha cruzado fronteras y en Suecia ya cuenta con un amplio respaldo. Una encuesta reciente revela que el 78% de los ciudadanos estaría dispuesto a evitar productos estadounidenses en su vida cotidiana, una cifra que se eleva por encima del 90% entre los jóvenes de entre 18 y 34 años.