El incidente ocurrió cuando fragmentos de un misil, que según los hutíes era un «nuevo misil hipersónico», cayeron en varias áreas del centro de Israel, incluyendo una estación de tren en Modiin, una ciudad situada cerca de Tel Aviv. El sistema de defensa antiaérea israelí Arrow logró interceptar el misil en su mayor parte, pero no pudo evitar que los escombros causaran daños significativos entre la población.
El servicio de ambulancias Magen David Adom reportó que nueve personas resultaron heridas mientras intentaban alcanzar refugios durante el ataque. Las víctimas fueron trasladadas a hospitales cercanos para recibir tratamiento médico. La magnitud del impacto ha sido considerable, con numerosos informes de daños materiales y una respuesta de emergencia desplegada en la región afectada.
El portavoz de operaciones militares de los hutíes, Yahya Sari, ha reivindicado el ataque, alegando que el misil recorrió una distancia de 2.040 kilómetros en solo 11 minutos y alcanzó su objetivo en la región de Jaffa. Sari ha afirmado que el misil ha generado un estado de «pánico y miedo» entre los israelíes, con «más de dos millones de sionistas» corriendo hacia los refugios en un intento de protegerse.
En la mañana del mismo día, el Ejército israelí detectó el lanzamiento de 40 cohetes desde Líbano hacia los ocupados Altos del Golán. Este ataque, reivindicado por Hizbulá, un grupo militante chií, no dejó víctimas pero contribuyó a la sensación de inseguridad en la región. Los analistas destacan la sofisticación del misil, que, si bien fue en parte neutralizado por los sistemas de defensa israelíes, demuestra el avance tecnológico y la capacidad de alcance de los grupos insurgentes en Yemen.
Las autoridades israelíes han reforzado las medidas de seguridad en respuesta a los ataques y están llevando a cabo una evaluación exhaustiva de los daños. El gobierno israelí ha denunciado el ataque y ha prometido tomar las medidas necesarias para proteger a sus ciudadanos y garantizar la seguridad en la región.