Imagen: Canal de Panamá
En medio de tensiones internas y reformas políticas, el gobierno panameño, liderado por José Raúl Mulino, busca esquivar una confrontación con Estados Unidos por el Canal de Panamá, pieza clave de su economía. Donald Trump, quien asumirá la presidencia el 20 de enero, ya ha manifestado su intención de retomar el control de la vía interoceánica, utilizando incluso la fuerza militar o presiones económicas, bajo el argumento de tarifas supuestamente elevadas y la presencia de China en la región.
Ante las declaraciones de Trump, Mulino intentó reducir la intensidad del enfrentamiento. “No le responderé hasta que sea presidente”, afirmó, refiriéndose al líder republicano que, durante una conferencia en Mar-a-Lago, sugirió que Estados Unidos podría intervenir militarmente para garantizar su «seguridad».
Estrategia internacional frente a la incertidumbre
El gobierno panameño ha comenzado a tejer alianzas internacionales en respuesta a las amenazas. El 8 de enero, Mulino se reunió con expresidentes y cancilleres de América Latina para expresar su apoyo al nuevo presidente venezolano, Edmundo González, y recordar el respaldo histórico de Venezuela en la lucha por el Canal. Paralelamente, el embajador de Panamá ante la ONU, Eloy Alfaro de Alba, destacó la gestión soberana del Canal durante los últimos 25 años, sin interferencias extranjeras, al asumir el país su puesto como miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el período 2025-2026.
Desconcierto y preocupación en Panamá
Las amenazas de Trump han generado desconcierto en el ámbito político y empresarial panameño. Su insistencia en argumentos desfasados, como el supuesto perjuicio de las tarifas del Canal para Estados Unidos, se percibe como parte de una estrategia agresiva que ignora el derecho internacional vigente.
Expertos como Alonso Illueca, investigador en relaciones internacionales, señalan que una eventual intervención militar por parte de Estados Unidos no solo pondría en jaque la soberanía de Panamá, sino que socavaría el orden internacional. Rodrigo Noriega, abogado panameño, advirtió que el país podría ser «puesto de rodillas» sin necesidad de un despliegue militar, señalando que bastaría con que Washington retire el dólar como moneda de curso en Panamá.
La influencia china en el centro del debate
El crecimiento de la presencia china en Panamá es una de las razones detrás de la inquietud en Washington. Empresas chinas han ganado licitaciones importantes en el país, como la construcción de puentes y puertos, y poseen acceso estratégico a información a través de su gestión de puertos marítimos en ambos extremos del Canal. Esta situación ha llevado a figuras como Laura J. Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, a alertar sobre el posible «uso dual» de estas infraestructuras para fines militares.
El presidente Mulino, consciente de la sensibilidad del tema, ha intentado acercarse a Estados Unidos desde mediados de 2024. Sin embargo, su gobierno enfrenta el desafío de equilibrar las relaciones con Washington y las crecientes inversiones chinas, evitando así un conflicto diplomático mayor.