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Durante una década, las calles de Dresde fueron el escenario de las polémicas manifestaciones de Pegida, un movimiento de extrema derecha que promovía la xenofobia y el rechazo a los inmigrantes. Sin embargo, este domingo fue el último. El grupo, que se autodenominaba «patriotas europeos contra la islamización de Occidente», anunció su disolución tras perder fuerza progresivamente con el paso del tiempo. Su líder, Lutz Bachmann, un desempleado residente en Tenerife, fue quien confirmó el fin de estas marchas.
Bachmann se retira de las calles, pero no de la lucha
Aunque la organización ya no estará presente en las calles de Dresde, Bachmann ha dejado claro que no abandonará la lucha en defensa de lo que él considera los «valores e identidad alemanes«. Sin embargo, para seguir adelante con su activismo, Bachmann hizo un llamamiento a sus seguidores para recaudar fondos. «¡Necesitamos dinero para los medios de comunicación alternativos y para luchar contra los casos legales en mi contra!«, exclamó, solicitando donaciones entre los manifestantes presentes.
Con 22 condenas previas por delitos como tráfico de drogas, evasión de impuestos y faltas en la manutención de hijos, Bachmann fue recientemente sentenciado a 22 meses de libertad condicional por incitar al odio. Entre sus declaraciones más controvertidas, calificó a los refugiados africanos como «bandas de violadores» y «corta cuellos». A pesar de su vida en Tenerife, donde reside con el sueldo de su esposa como único ingreso, Bachmann asegura que continuará su activismo político desde la distancia.
Una despedida marcada por enfrentamientos y contramanifestaciones
El cierre de Pegida en las calles no estuvo exento de tensión. La última manifestación, la número 250, fue nuevamente contrarrestada por protestas, aunque la policía logró contener a ambas partes. Aproximadamente 500 seguidores fueron rodeados por las autoridades, mientras que alrededor de un millar de contra manifestantes se congregaron para rechazar el mensaje del grupo.
Bachmann no dio detalles concretos sobre los «nuevos proyectos», pero insistió en que el movimiento continuará de alguna forma, manteniendo su identidad como un grupo surgido «desde abajo» y sin la influencia directa de partidos políticos.
De 25.000 a unos pocos cientos: la caída de Pegida
La organización inició su andadura en octubre de 2014, con protestas que en sus primeros años lograron movilizar hasta 25.000 personas. Sin embargo, a medida que el grupo se radicalizó, centrándose en criticar la política de asilo del Gobierno alemán, el número de simpatizantes fue disminuyendo. En los últimos años, las manifestaciones apenas reunían a unos cientos de personas.