En los últimos días, Donald Trump ha reducido sus ataques contra su rival político, Joe Biden. Este cambio es notable, ya que el exmandatario ha ridiculizado repetidamente al demócrata octogenario. La razón detrás de esta moderación es el primer debate presidencial, programado para esta noche (tres de la madrugada en España). Durante una entrevista en un podcast la semana pasada, Trump comentó: «supongo que será un polemista digno, no quiero subestimarlo«.
Preocupación en el partido republicano
Este ajuste en la retórica de Trump responde a la preocupación dentro del Partido Republicano sobre los estándares de decoro, que han caído a niveles muy bajos. Temen que esto pueda favorecer a Biden, un político tradicional con un estilo más cuidadoso en la lucha política. La estrategia busca evitar que los ataques extremos de Trump fortalezcan a su oponente.
Historial de enfrentamientos verbales
En el debate de 2020, ambos candidatos se insultaron personalmente en una confrontación que fue intensa. Trump acusó a al presidente de ser un «socialista» y este llamó al republicano «mentiroso». Los candidatos se interrumpieron constantemente y Trump acusó al moderador de falta de imparcialidad. Esta vez, la organización ha implementado medidas para controlar los turnos de palabra, silenciando los micrófonos cuando no es el turno del orador, para evitar interrupciones.
Intensificación de los insultos
En los últimos cuatro años, los insultos han escalado. Trump llamado a su oponente «zombi con muerte cerebral», «individuo con bajo coeficiente intelectual» y «presidente corrupto». Biden, inicialmente alejado del conflicto directo, ha adoptado una postura más combativa, llamando a Trump «un perdedor» y criticando su manejo de la pandemia.
Expectativas para el debate
El debate será una oportunidad para que una mayor parte del electorado compare a ambos líderes. Biden, percibido por algunos como demasiado mayor para un segundo mandato, debe demostrar su capacidad física y mental para continuar en la Casa Blanca. Trump, por su parte, necesita mostrar que puede mantener la compostura, evitando presentarse como un político desesperado. Es probable que insista en sus afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas, a pesar de que no se han encontrado pruebas de fraude. Además, podría intentar desestabilizar a su contrincante, quien ha tenido algunos despistes públicos y enfrenta el reciente dolor por la situación de su hijo.