Imagen: Agenzia Nova
Nacido el 29 de octubre de 1962 en el campo de refugiados de Jan Yunis, en el sur de Gaza, Yahia Sinwar fue ganando influencia en Hamás con una reputación de firmeza e intransigencia. Durante sus estudios en la Universidad Islámica de Gaza, consolidó su perfil islamista y militante contra Israel. Cuando Hamás se fundó en 1987, en plena Primera Intifada, la universidad se convirtió en un hervidero de ideas fundamentalistas. Un año más tarde, fue arrestado por primera vez por Israel.
La vida de Yahia Sinwar en prisión: mucho más que una condena
El jeque Yasín, entonces líder de Hamás, lo designó jefe de la unidad de seguridad interna, encargada de castigar a los palestinos que violaban las normas de moralidad islámica o colaboraban con Israel. A pesar de que no tenía sangre israelí en sus manos, fue condenado a cuatro cadenas perpetuas por la muerte de palestinos acusados de traición. Pasó más de dos décadas en prisión, tiempo que describió como un periodo de aprendizaje profundo.
En 2011, fue liberado en el marco de un intercambio de prisioneros por el soldado israelí Gilad Shalit, secuestrado por Hamás en Gaza. La influencia de su hermano Mohamed, uno de los responsables de la detención de Shalit, fue clave para incluir a Yahia en la lista de liberación.
Durante los años que pasó encarcelado en prisiones israelíes, no solo aprendió el idioma hebreo o devoró libros y medios de comunicación sionistas para intentar comprender mejor a su enemigo. También aprovechó el tiempo para escribir una novela, La espina y el clavel, que logró sacar de contrabando. Hoy, tras el anuncio de su muerte en Gaza por parte de Israel, este texto se ha convertido en una ventana a su mente y sus ideas. A través de su alter ego, Ahmad, un descendiente de refugiados, Sinwar explora la desesperación tras la derrota árabe en la Guerra de los Seis Días en 1967, el auge del fervor religioso y su crítica hacia aquellos palestinos que buscaban asimilarse entre los judíos, incluso relacionándose con mujeres en Tel Aviv.
La demonización de Sinwar en Israel
Tras el ataque del 7 de octubre, el terrorista pasó a ser visto en Israel como la encarnación del mal. Se recordaba con frecuencia que, a pesar de su condición de enemigo, Israel lo había tratado por un cáncer cerebral mientras estaba en prisión, tal como exigían las leyes internacionales. En enero de 2024, un mural en su contra apareció en las calles: una imagen de Sinwar retratado como un ratón escondido en un túnel, con un mensaje en árabe que decía: «Puedes seguir escondiéndote, pero te encontraremos«.
Mientras en Israel se extendían rumores de que podría haber intentado escapar de Gaza, en el lado palestino se consolidaba su imagen de resistencia. Finalmente, no fue abatido en una operación selectiva, sino en combate en Rafah durante una operación militar israelí de rutina.
Las últimas imágenes del líder de Hamás
Las imágenes de su cadáver, distribuidas rápidamente por redes sociales, muestran a los soldados israelíes abriendo su boca con un listón de madera para hacer visible su dentadura. Aunque su cabeza estaba gravemente herida, su rostro seguía siendo reconocible.
Las últimas imágenes antes de su muerte habían sido captadas por una cámara de seguridad de Hamás, mostrando al líder caminar junto a su familia por uno de los túneles en los primeros días del conflicto.