Reino Unido expresó el lunes su creciente preocupación por la actividad “peligrosa y desestabilizadora” de China en el Mar de China Meridional. David Lammy, ministro de Relaciones Exteriores británico, subrayó en X que estas acciones ponen en riesgo las rutas comerciales esenciales, vitales tanto para la economía del Reino Unido como para la del resto del mundo.
Lammy, tras su visita a Filipinas, destacó que el país filipino se encuentra en una posición crítica debido a los desafíos constantes a la libertad de navegación y el derecho internacional. Este comentario se da en un momento donde Filipinas, frente a las crecientes tensiones con China, ha estrechado relaciones de seguridad con naciones como Gran Bretaña. De hecho, ambos países firmaron un acuerdo marco de cooperación en defensa, seguridad regional y acción climática.
Hostigamiento y acciones de espionaje
La preocupación global sobre las acciones de China en la región se intensificó después de que Estados Unidos condenara las maniobras peligrosas de un helicóptero de la armada china, que amenazaron la seguridad de un avión filipino patrullando una zona disputada. Además, las autoridades filipinas han descubierto una red de presuntos espías chinos, un operativo más extenso de lo que se conocía previamente. Los espías estarían involucrados en actividades de espionaje, incluyendo delitos cibernéticos. Según funcionarios de la Oficina Nacional de Investigación de Filipinas, al menos ocho sospechosos fueron detenidos a principios de este año y se esperan más arrestos en los próximos días.
Las relaciones entre Filipinas y China se han deteriorado, especialmente después de que el ejército filipino fuera blanco de las redes de espionaje chinas. En respuesta, las autoridades filipinas han intensificado sus esfuerzos de contrainteligencia con la colaboración de agencias internacionales como el FBI y la Policía Federal Australiana. El portavoz militar filipino, coronel Francel Padilla, advirtió que cualquier actividad de espionaje representa un grave peligro para la seguridad nacional, sobre todo cuando involucra información confidencial o infraestructura crítica.
En medio de este contexto, las tensiones en el Mar de China Meridional aumentan, pues los buques chinos han sido acusados repetidamente de embestir embarcaciones filipinas, causando lesiones a su tripulación. A la par, se han incrementado los temores por la presencia de ciudadanos chinos en Filipinas, muchos de ellos empleados en el sector de los juegos en línea. Aunque el presidente Ferdinand Marcos Jr. cerró los casinos en línea, miles de trabajadores chinos permanecen en el país, lo que ha generado aún más preocupación. Marcos, que ha desafiado las reclamaciones marítimas de Pekín y fortalecido la alianza con Estados Unidos, se mostró “muy perturbado” por la creciente presencia de presuntos espías chinos.
Por su parte, la embajada china negó rotundamente las acusaciones, calificándolas de infundadas y advirtiendo que tomará medidas contra quienes difamen a China. La embajada instó a los ciudadanos chinos a respetar las leyes locales en los países en los que se encuentren.
Hasta ahora, seis ciudadanos chinos y dos filipinos han sido acusados de espionaje como parte de esta campaña. Uno de los detenidos, Deng Yuanqing, fue arrestado en enero junto con dos cómplices filipinos por usar un vehículo con equipos de espionaje para inspeccionar sitios clave de seguridad nacional. Las autoridades revelaron que el grupo visitó más de 120 lugares, incluidos puertos y bases militares en los que Estados Unidos tiene acceso a través de un acuerdo de defensa con Filipinas.
También se descubrió que un grupo de cinco sospechosos empleaba cámaras de circuito cerrado de televisión para rastrear los movimientos de los barcos de la armada y la guardia costera filipinas en ruta hacia el Mar de China Meridional. Aunque estos sospechosos están vinculados a organizaciones bilaterales de amistad, su actividad resulta inquietante para las autoridades.
En enero, la esposa de Deng negó las acusaciones y explicó que su esposo trabajaba en una empresa de coches autónomos, sin poder detallar sus funciones. Algunos de los detenidos llevaban años en Filipinas, según la oficina de inmigración local.
El periódico chino Global Times, por su parte, defendió a su país al calificar las acusaciones como una “campaña de propaganda anti-China”. Además, esta situación se produce tras un informe de Bloomberg News, que en enero reveló que piratas informáticos respaldados por el estado chino habían accedido a información confidencial de la rama ejecutiva del gobierno filipino durante varios años. A pesar de los intentos de piratería, las autoridades filipinas aseguraron que no hubo datos comprometidos.
El portavoz militar Padilla reiteró el compromiso de las Fuerzas Armadas de Filipinas para proteger al país de cualquier amenaza a su seguridad, asegurando a la población que la vigilancia continuará ante cualquier interferencia extranjera.