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El Parlamento ruso está avanzando en un nuevo proyecto de ley que impondrá multas severas para quienes promuevan públicamente la decisión de no tener hijos. La Duma Estatal, la Cámara baja, busca penalizar con hasta 50.000 euros a quienes apoyen o defiendan la idea de rechazar la paternidad, afectando tanto a individuos como a empresas. Esta ley se extendería a todos los ámbitos de la vida, desde simples conversaciones hasta obras de cine y literatura, representando un golpe significativo para el movimiento feminista en Rusia.
Multas y deportaciones: las consecuencias de oponerse a la maternidad
Las sanciones previstas por la nueva ley varían según el contexto. Las personas físicas se enfrentarán a multas de hasta 400.000 rublos (unos 4.000 euros), mientras que los empleados públicos podrían recibir sanciones de hasta 800.000 rublos (8.000 euros). Las empresas u organizaciones que promuevan el «movimiento childfree» se expondrían a multas de hasta cinco millones de rublos (50.000 euros). Además, los extranjeros que apoyen esta postura serán deportados del país.
Aunque existen innumerables razones por las que las personas optan por no tener hijos, la nueva legislación solo permitirá tres excepciones: por motivos religiosos, médicos o en casos de violación. Esta postura se justifica desde el gobierno como una respuesta a un movimiento que, según ellos, amenaza la natalidad en Rusia, a pesar de que las comunidades en redes sociales que discuten este tema son escasas.
El Kremlin y su lucha por incrementar la natalidad
Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal, ha sido uno de los principales impulsores de esta ley, argumentando que la propaganda contra la maternidad y la paternidad es inaceptable en un país que enfrenta una grave crisis demográfica. Volodin ha criticado abiertamente a publicaciones y redes sociales que, según él, «faltan el respeto a las mujeres embarazadas y a las familias numerosas», en un contexto donde la guerra en Ucrania ha dejado a miles de familias rusas sin padres ni hijos.
Un declive demográfico histórico
Rusia enfrenta desde hace décadas un declive en su población, agravado por la guerra y políticas internas que han reducido el número de nacimientos. En 2022, el país registró 1,26 millones de nacimientos, la cifra más baja desde la caída de la URSS, mientras que 1,3 millones de personas fallecieron ese mismo año. Este panorama empeora con la fuga de inmigrantes, cuya cifra ha caído de 8,5 a 6,1 millones en el último año debido a las políticas migratorias restrictivas.
A pesar de los incentivos financieros para las familias, como el programa de apoyo a la maternidad lanzado por Putin en 2007, que otorga 4.600 euros por el primer hijo y 1.460 euros adicionales por el segundo, la tasa de natalidad no ha mejorado sustancialmente. En un país donde una décima parte de la población apenas supera el mileurismo, los incentivos económicos no parecen suficientes para fomentar la maternidad.
Restricciones adicionales al aborto
Paralelamente, la Duma Estatal está revisando una ley para prohibir el aborto en clínicas privadas, lo que ha generado preocupación en algunas regiones que ya han implementado esta medida. La propuesta enfrenta críticas por su posible impacto en el aumento de la mortalidad materna debido a los abortos clandestinos. Además, se está discutiendo la reducción del plazo límite para abortar de 12 a 9 semanas.