Rusia atraviesa una crisis demográfica severa, reflejada en un marcado descenso de la natalidad. En el primer semestre de 2024, el país registró su cifra más baja de nacimientos en 25 años, con 599.600 bebés, 16.500 menos que el mismo período del año anterior. Este descenso es el más agudo desde 1999, y en junio, por primera vez, el número mensual de nacimientos cayó por debajo de los 100.000.
Causas y contexto de la crisis
Rusia ha implementado incentivos para fomentar la natalidad, como el renacimiento del título de «Madre Heroína» y un pago de 1 millón de rublos (alrededor de 11.000 dólares) para mujeres que tengan 10 o más hijos. Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado revertir la caída. En el primer semestre de 2024, la tasa de natalidad fue de 8,3 nacimientos por cada 1.000 personas, una reducción significativa en comparación con 10 nacimientos por cada 1.000 personas en 2019.
Uno de los factores que ha intensificado esta crisis es la guerra en Ucrania. El conflicto ha llevado a muchas personas a posponer o renunciar a tener hijos. Un estudio de la Universidad HSE de Rusia mostró que un tercio de los rusos ha decidido no formar familias debido a la incertidumbre generada por la guerra. Además, la pérdida de más de 300.000 soldados rusos entre muertos y heridos, así como la fuga de un millón de personas desde el estallido de la guerra, ha profundizado la escasez de mano de obra y acelerado la fuga de cerebros en el país.
Impacto en el futuro de Rusia
El Kremlin ha intentado mitigar la situación argumentando que las tasas de natalidad bajas son una tendencia global, comparable a la situación en Europa y Japón. Sin embargo, la gravedad de la crisis en Rusia es tal que algunos informes, como uno del Atlantic Council, advierten que la población rusa podría reducirse a la mitad para finales de este siglo.
Respuestas y declaraciones
Políticos como Nina Ostanina, jefa del Comité para la Protección de las Familias, han sugerido la creación de una «operación demográfica especial», similar a la «operación militar especial» en Ucrania, para abordar la crisis de natalidad. Por su parte, el presidente Vladímir Putin ha hecho repetidos llamados a las familias rusas para que tengan más hijos, destacando la importancia de preservar la supervivencia étnica de la nación.
La crisis demográfica de Rusia, exacerbada por la guerra y otros factores sociales, representa un desafío existencial para el país. A pesar de los esfuerzos del gobierno y los incentivos, las proyecciones siguen siendo sombrías, lo que plantea un futuro incierto en términos de estabilidad social, económica y poblacional.