El arresto del fundador de Telegram, Pável Dúrov, en Francia el pasado sábado, desató el pánico en las altas esferas del Kremlin y en el Ministerio de Defensa ruso. La respuesta inmediata del Estado ruso fue ordenar a sus empleados que eliminaran todos sus chats, una instrucción tan absurda como ineficaz, dado que los datos se almacenan en la nube y no se eliminan simplemente borrando los mensajes en los dispositivos.
Impacto en la seguridad nacional rusa
Este episodio reveló la vulnerabilidad de las telecomunicaciones rusas, que dependen en gran medida de la plataforma, desde los frentes de batalla en Ucrania hasta los despachos más oscuros en Moscú. Incluso dentro del Kremlin, se reconoció la gravedad de la situación. Alexéi Rogozin, asesor del Kremlin, admitió que gran parte del control militar depende de Telegram, desde la inteligencia hasta la artillería.
Uso militar de la aplicación como un error estratégico
Mijaíl Klimariov, director de la Sociedad para la Protección de Internet, explicó desde el exilio que el uso de la aplicación para fines militares es una clara muestra de la falta de profesionalidad del ejército ruso. Comparó la estrategia rusa con la ucraniana, que adaptó Signal, un servicio de mensajería con código abierto, para crear su propio sistema seguro. Klimariov predice que las Fuerzas Armadas rusas intentarán cambiar de plataforma.
Telegram y su relación con el Kremlin
Hasta junio de 2020, estuvo prohibido en Rusia por su negativa a colaborar con las fuerzas de seguridad. Sin embargo, ese año, el veto fue levantado sorpresivamente, y el Kremlin sustituyó sus sistemas de comunicación occidental. Margarita Simonián, directora de Russia Today, difundió el mito de que Dúrov había sido arrestado para obtener las “llaves” de los chats, aunque en realidad esas llaves no existen.
El verdadero riesgo, según Klimariov, radica en los servidores, distribuidos por todo el mundo. Aunque no está claro si hubo un acuerdo con el Gobierno ruso en 2020, varios indicios apuntan a una posible colaboración.
La gran mentira de Dúrov
Pável ha mantenido una imagen de independencia frente al Kremlin, pero una filtración reciente de datos del Servicio de Seguridad Federal ruso (FSB) sugiere lo contrario. Según la filtración, viajó a Rusia más de 50 veces entre 2015 y 2017, y otra vez en junio de 2021, justo cuando se levantó el veto a Telegram. Mijaíl Klimariov concluye que estos viajes sugieren algún tipo de negociación entre el empresario y el Kremlin, una señal preocupante para quienes defienden la independencia de las plataformas de mensajería.