Soldados del Ejército israelí irrumpieron en las oficinas de Al Jazeera en Ramala, imponiendo un cierre de 45 días a la cadena panárabe , ocurrido en la madrugada del 22 de septiembre, como un intento deliberado de restringir la cobertura informativa sobre la ofensiva militar en Cisjordania y Gaza.
Según el jefe de la oficina de Al Jazeera, Walid Al Omari, los soldados, «fuertemente armados y enmascarados», entraron en el edificio y entregaron una orden judicial de cierre sin proporcionar explicaciones sobre los motivos de esta decisión. Durante la intervención, un soldado exigió a Al Omari que abandonara la oficina, mientras la cadena retransmitía la escena en directo.
La intervención más la hostilidad hacia Al Jazeera, que ha sido acusada por el Gobierno de Benjamin Netanyahu de actuar como un mecanismo de propaganda para el movimiento islamista Hamás. Desde mayo, la cadena ha enfrentado restricciones severas, incluidas prohibiciones para informar desde territorio israelí. El corresponsal de Al Jazeera en Ramala, Nida Ibrahim, expresó que, aunque la medida no fue una sorpresa, la rapidez con la que se implementó fue inesperada.
Libertad de prensa
Al Jazeera ha catalogado este cierre como un «último intento de restringir la cobertura informativa». La acción del Ejército israelí ha sido condenada por diversas organizaciones de derechos humanos, que la consideran una violación flagrante de la libertad de prensa. La Oficina de Medios de Comunicación del Gobierno gazatí ha exigido una respuesta de la comunidad internacional, instando a organizaciones a condenar este «atroz crimen».
La represión se agrava desde el inicio de la ofensiva israelí tras los ataques de Hamás el 7 de octubre, al menos 173 periodistas han perdido la vida a manos del Ejército israelí. Entre ellos se encuentran reporteros de Al Jazeera, como Ismail Al Ghoul y Samer Abudaqa, quienes han pagado el precio más alto en la lucha por informar.
Sindicato de periodistas palestinos
Ante esta grave situación, el Sindicato de Periodistas Palestinos ha denunciado la decisión del Gobierno israelí como «una nueva agresión contra la prensa» y ha expresado su solidaridad con Al Jazeera, ofreciendo su sede y recursos a los trabajadores del canal.