A sus 67 años, Susie Wiles, una mujer que ha pasado gran parte de su vida en las sombras del poder político, ha sido nombrada como la futura jefa de gabinete de la Casa Blanca, un puesto que, desde su creación en 1946, nunca antes había ocupado una mujer. Con esta designación, Trump no solo hace historia, sino que coloca a una de las pocas personas que ha sabido mantener su respeto y confianza al mando de su agenda y decisiones más cruciales.
Wiles es una veterana estratega republicana que comenzó su carrera en 1980, cuando se unió a la campaña de Ronald Reagan. Fue en esa época donde conoció a Lanny Wiles, quien se convertiría en su esposo y en un hombre de confianza del expresidente. Su traslado a Florida marcaría el inicio de una carrera dedicada a la asesoría política y a la construcción de alianzas estratégicas, primero para Reagan y, en 2016, como directora de campaña para el propio Trump, a quien ayudó a convertir de “outsider” en un ícono republicano.
La influencia de Wiles no se limita a Trump. En 2018, impulsó a Ron DeSantis en su carrera hacia la gobernación de Florida. Sin embargo, los caminos de ambos se separarían, consolidando su alianza con Trump, quien ahora depende de ella para mantener un equilibrio en la agitada política de su administración.
La consejera silenciosa de Trump
Wiles es conocida no solo por su habilidad política, sino también por su notable discreción. Incluso en la victoria de Trump en 2016, prefirió mantenerse alejada del protagonismo. “A Susie le gusta quedarse atrás. La llamamos la doncella de hielo”, declaró Trump, en un tono que revela la mezcla de respeto y admiración que le profesa.
La estrategia de Wiles para manejar a Trump es quizás uno de sus mayores logros. Con paciencia y ecuanimidad, ha aprendido a trabajar en armonía con un líder tan imprevisible como el neoyorquino, consiguiendo un nivel de respeto que pocos colaboradores han alcanzado. Su perfil reservado y enfoque meticuloso la han convertido en una voz de suma importancia para el presidente electo.
La Casa Blanca no es un circo
La expectativa en torno al nuevo rol de Wiles es alta, especialmente considerando el largo historial de renuncias y despidos que caracterizó el primer mandato de Trump. Sin embargo, la estratega ya ha dejado clara una condición clave: la Casa Blanca no debe convertirse en un “circo”. Según fuentes cercanas, Wiles insistió en esta condición antes de aceptar el puesto, y Trump está de acuerdo con ella. Esta es una promesa de disciplina y control en un entorno en el que, históricamente, los familiares del presidente han ejercido una influencia no oficial en su toma de decisiones.