Hércules

Registrarse

|

Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

|

17 May 2025
17 May 2025
EN VIVO

¿Tiene China intereses en la guerra de Gaza?

La guerra en Gaza ha intensificado la competencia geopolítica entre China y Occidente, especialmente en el contexto del Corredor Económico Indo-Oriente Medio-Europa. Pekín, mientras mantiene una postura neutral, se beneficia de la incertidumbre creada por la resistencia en la región

La guerra en Gaza ha sacado a la luz un choque de intereses estratégicos entre China y los objetivos de Israel, con el respaldo de Estados Unidos. Mientras Pekín intenta consolidar su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), las potencias occidentales buscan remodelar la región para limitar la expansión de su influencia política, económica y logística.

El epicentro de este conflicto geopolítico es el Corredor Económico Indo-Oriente Medio-Europa (IMEC), que se presentó durante la cumbre del G20 de 2023 en Nueva Delhi. Con la participación de India, Arabia Saudita, Israel, Emiratos Árabes Unidos y diversas potencias europeas, el IMEC busca desviar el comercio tradicional de China, conectando India con Europa a través de Asia Occidental. En este esquema, el puerto de Haifa, en Israel, juega un papel clave.

El interés de Tel Aviv por consolidar su control sobre Gaza, situada cerca de este nuevo corredor económico, va más allá de un objetivo militar. Se trata de garantizar el dominio sobre una infraestructura que sirve para contrarrestar la influencia china en la región. Según algunos analistas, la guerra ya ha socavado el IMEC antes de su implementación, mientras que informes de expertos indican que la viabilidad del proyecto está en duda tras la reciente Operación Inundación de Al-Aqsa y la interrupción en las negociaciones entre Arabia Saudita e Israel.

Para Israel, una Gaza bajo su control permitiría expandir su influencia económica y política, integrándose aún más en los intereses occidentales y debilitando el rol de China en el comercio internacional. Sin embargo, mientras persista la resistencia en Gaza y el sur del Líbano, los planes del IMEC seguirán siendo vulnerables, dándole tiempo a Pekín para consolidar su presencia alternativa en la región.

Aunque China no está directamente involucrada en el conflicto, la resistencia palestina y regional puede ser vista como un factor que, sin quererlo, favorece los intereses de Pekín. La inseguridad generada por esta resistencia complica el desarrollo de la infraestructura en Israel y retrasa las iniciativas de integración lideradas por Estados Unidos. Con puertos como Haifa bajo constante amenaza, las inversiones se desincentivan y los planes de largo plazo se ven comprometidos.

Por contraste, Pekín se beneficia de esta incertidumbre. La prolongación de este conflicto mantiene a la región en una situación de inestabilidad controlada, permitiendo a China reforzar su presencia estratégica sin tener que intervenir directamente en los frentes militares.

Simultáneamente, en el Mar Rojo se intensifica un conflicto paralelo. Las operaciones militares estadounidenses e israelíes en Bab al-Mandab buscan consolidar el control de esta vía marítima clave para el comercio global. Si bien estas maniobras se presentan como medidas contra amenazas a la navegación, el verdadero objetivo es asegurar la supremacía occidental en esta arteria comercial, clave para el comercio mundial.

Por su parte, China, que estableció su primera base naval en Yibuti en 2017, considera que este tipo de militarización de la región pone en riesgo sus intereses. En este sentido, Pekín ha utilizado su influencia para evitar confrontaciones directas, mientras aprovecha los desajustes en las operaciones marítimas de Estados Unidos para reforzar sus propios intereses estratégicos.

Irán, aliado clave de China en la región, juega un papel esencial en este juego de poder. Un 50% de las importaciones de petróleo de China provienen de Asia Occidental, y una porción significativa de estos suministros proviene de Irán, que los ofrece a precios favorables debido a las sanciones occidentales. Esta relación es fundamental para Pekín, que busca evitar la manipulación de los precios energéticos por parte de Estados Unidos y asegurar un flujo constante de energía.

Sin embargo, Estados Unidos ha convertido a Irán en un objetivo central de su política de contención, imponiendo sanciones secundarias que afectan directamente a los intereses económicos chinos. Al restringir la capacidad de Irán para exportar petróleo, Washington obliga a Pekín a depender más de los estados del Golfo Pérsico, lo que va en contra de los objetivos de China de diversificar sus fuentes de energía.

Israel, a través de sus políticas en Siria y otras operaciones, contribuye indirectamente a los intereses de Estados Unidos, al tratar de aislar aún más a Irán y dificultar su integración en la red comercial de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Esto refuerza la estrategia estadounidense de contener a China y limitar su acceso a recursos estratégicos.

La región de Asia Occidental ya no es solo un terreno secundario en la rivalidad entre Estados Unidos y China, sino que se ha convertido en un campo de batalla principal. Mientras Estados Unidos emplea todos sus recursos para arrinconar a Pekín, China se mantiene en una postura cautelosa, buscando evitar un enfrentamiento directo, pero con la creciente presión sobre sus intereses económicos. La situación en Gaza, el Mar Rojo y la política energética mundial muestran que China debe decidir si su estrategia de no intervención puede seguir siendo efectiva, o si se ve forzada a defender sus intereses de manera más directa.

A pesar de la presión internacional, los actores de resistencia en la región continúan desempeñando un papel importante en la configuración de la geopolítica local. Los ataques a infraestructuras y la inseguridad en la región complican la consolidación de proyectos occidentales, retrasando las ambiciones de Estados Unidos sin que China tenga que involucrarse militarmente. Este delicado equilibrio de inestabilidad ha favorecido, hasta ahora, los intereses chinos, aunque la presión de Israel y las sanciones energéticas de Estados Unidos están comenzando a reducir las opciones de Pekín.

Comparte la nota

Leave a Comment

Noticias relacionadas

Mark Rutte da por hecho que España pasará al 5 % del PIB en defensa para 2032

El jefe de la OTAN califica el objetivo actual de “insuficiente” y propone un reparto...

Israel abre la fase “ Carros de Gedeón” y entra con tanques en Deir al Balá

La operación terrestre se extiende a Deir al Balá, a escasos kilómetros del gran campo...
No hay más noticias
Scroll to Top

Secciones

Secciones