Imagen: Donald Trump-AP
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha causado esta madrugada una importante polémica al acusar al Partido Laborista británico de interferir en las elecciones estadounidenses a favor de su rival, la vicepresidenta Kamala Harris.
El candidato republicano demandó ante la Comisión Federal Electoral a Harris y al partido del primer ministro británico, Keir Starmer, por “contribuciones ilegales a campañas extranjeras e interferencia” en las presidenciales estadounidenses. Según el equipo de Trump, el Partido Laborista es un partido de “extrema izquierda” que “ha inspirado las políticas y la retórica peligrosamente progresistas de Kamala”, además de haber “reclutado y enviado a miembros del partido para hacer campaña”, a favor de Harris en los estados más disputados.
“La aceptación y el uso de esta ayuda extranjera ilegal por parte de la campaña de Harris es sólo otro débil intento en una larga lista de interferencias electorales antiestadounidenses”, declaró Susie Wiles, portavoz de Trump.
Los republicanos han puesto el grito en el cielo contra los laboristas británicos después de que la jefa de operaciones del Partido Laborista, Sofía Patel, publicara en Linkedin un mensaje para reclutar a voluntarios que quisieran hacer campaña para Harris en Estados Unidos. En el mensaje, que ya ha sido borrado, Patel explicaba que tenía cien voluntarios listos para viajar a Carolina del Norte, Nevada, Pensilvania y Virginia, y que le quedaban todavía diez puestos libres para Carolina del Norte con el alojamiento pagada.
Ello provocó la reacción de personas que han mostrado su apoyo a Trump, como el magnate Elon Musk o la congresista Marjorie Taylor, que arremetieron en redes sociales contra los laboristas británicos por hacer campaña para Harris, aunque lo cierto es que siempre ha habido estrechas relaciones entre los partidos estadounidenses y británicos. Por ejemplo, la exprimera ministra británica Liz Truss participó el pasado julio en la Convención Nacional Republicana en apoyo a Donald Trump.
Estas palabras no ponen en peligro las relaciones entre ambos países
Ante las acusaciones del magnate, el primer ministro británico ha respondido esta mañana restándole importancia al asunto. En unas declaraciones a los periodistas que le acompañan en su viaje a Samoa para participar en la reunión de Commonwealth, Starmer dijo que su relación con el antiguo presidente republicano no está en peligro.
Cuando se le preguntó si fue un error que los altos funcionarios se hubieran reunido con personal de la campaña de Harris, como señala Trump, Starmer insistió en que todos los miembros de su partido estaban en EEUU de manera voluntaria, similar a lo que sucedió en elecciones anteriores. «Eso es lo que han hecho en elecciones anteriores, es lo que están haciendo en esta elección. Y eso es realmente sencillo», dijo a los periodistas.