La tregua comercial entre Estados Unidos y China ha resultado ser efímera. Aunque ambos países parecían haber entrado en una fase de distensión —con aranceles mutuos del 125 % por parte de China y del 145 % por parte de EE. UU.—, la situación ha vuelto a deteriorarse rápidamente. Hoy, Wall Street ha abierto de nuevo en rojo, arrastrado por la caída libre de Nvidia, en un contexto de creciente nerviosismo en los mercados internacionales.
El último episodio en esta escalada de tensiones lo ha protagonizado la Casa Blanca, que ha advertido que podría elevar los aranceles hasta un 245 %. Esta posibilidad se recoge en un documento oficial publicado este martes, relacionado con una ley ejecutiva firmada por Donald Trump. La normativa apunta a los riesgos para la seguridad nacional derivados de la alta dependencia exterior de EE. UU. en el suministro de minerales críticos y tierras raras, cuya producción está mayoritariamente en manos chinas.
El posible incremento hasta el 245 % se desglosa en tres tramos: el 125 % ya anunciado el pasado 9 de abril, un 20 % adicional como medida punitiva por lo que Washington considera una colaboración insuficiente de Pekín en la lucha contra el tráfico de fentanilo, y una tercera parte correspondiente a los aranceles de la sección 301, que oscilan entre el 7,5 % y el 100 % según el tipo de producto.
La sección 301 de la ley de comercio estadounidense otorga al presidente la facultad de imponer sanciones arancelarias y no arancelarias ante lo que se consideren prácticas comerciales desleales de otros países. Esta herramienta ya ha sido utilizada contra China desde la primera Administración Trump.
Hasta el momento, China ha respondido sistemáticamente a cada aumento de tarifas estadounidenses con aranceles recíprocos. Aunque no replicó el incremento del 20 % vinculado al fentanilo —lo que implica que sus tasas actuales son algo menores que las impuestas por EE. UU.—, ha ido ajustando sus aranceles de forma escalonada: del 34 % inicial al 84 %, y ahora al 125 %.
No obstante, los nuevos aranceles anunciados bajo la sección 301 no forman parte del esquema recíproco, lo que podría desencadenar una nueva ronda de represalias por parte de China. A pesar de que Trump ha declarado en los últimos días que está “abierto a negociar”, las medidas adoptadas hasta ahora por ambas potencias siguen alimentando un conflicto comercial de gran escala.
Desde Pekín, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, ha sido claro: ha responsabilizado a Estados Unidos de haber iniciado el conflicto, y ha instado a Washington a “abandonar las amenazas y el chantaje” si realmente desea sentarse a negociar.