«Prometo solemnemente desempeñar fielmente mi cargo como Presidente y mantener y defender la Constitución de los Estados Unidos con todas mis fuerzas. Así que ayúdame Dios». Con estas palabras, Donald Trump juró su cargo como nuevo presidente de Estados Unidos.
La ceremonia de toma de posesión del presidente electo se llevó a cabo en la Rotonda del Capitolio en Washington, D.C., el pasado día 20. Trump prestó juramento oficialmente como el 47º presidente de Estados Unidos ante el presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
Trump, quien perdió las elecciones de 2020 y dejó el cargo como presidente de un solo mandato, logró regresar a la Casa Blanca tras una pausa de cuatro años, a pesar del asalto al Capitolio del 6 de enero y de enfrentar cuatro cargos penales. Con una victoria aplastante en las elecciones presidenciales de noviembre pasado, Trump se convirtió en el segundo presidente de Estados Unidos en cumplir un segundo mandato no consecutivo, siguiendo los pasos de Grover Cleveland, quien fue el 22º y 24º presidente.
En su discurso inaugural, Trump declaró: «La caída de Estados Unidos termina hoy, y hoy es el Día de la Liberación», añadiendo: «Regresé al cargo con confianza y optimismo. Estados Unidos será más grande, más fuerte y mucho más especial de lo que nunca ha sido».
Trump señaló que «nuestro gobierno se enfrenta a una crisis de confianza», criticando que «durante muchos años, los intereses creados radicales y corruptos han arrebatado el poder y la riqueza a los ciudadanos». Afirmó que «los pilares sociales se han hecho añicos», describiendo un gobierno incapaz de manejar incluso las «crisis internas más simples» y una nación «envuelta en una serie de eventos catastróficos en el extranjero».
Refiriéndose al tiroteo que sufrió el pasado julio mientras hacía campaña en Pensilvania, Trump declaró con énfasis: «Dios me salvó para hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande».
En su discurso de 40 minutos, Donald Trump delineó una serie de prioridades clave para su mandato de cuatro años. Entre ellas, destacó que: «declararé una ‘emergencia nacional’ en la frontera sur y enviaré tropas a la frontera para no permitir que los inmigrantes ilegales ingresen a los Estados Unidos».
Trump también anunció una «emergencia energética» con el objetivo de expandir la perforación de petróleo y gas. Presentó planes para crear una Agencia de Ingresos en el Extranjero (ERS), con la intención de «revisar inmediatamente el sistema comercial e imponer aranceles a los países extranjeros».
Además, manifestó su intención de poner fin al «Green New Deal» implementado durante la administración Biden, así como retirar las políticas que obligan al uso de vehículos eléctricos. En el ámbito militar, prometió «construir el ejército estadounidense más fuerte como era hace ocho años», pero subrayó que era esencial «no caer en una nueva guerra». En política exterior y seguridad, reafirmó su postura de «Estados Unidos primero».
La ceremonia de inauguración, por primera vez en 40 años, se llevó a cabo en interiores debido al frío extremo causado por una ola ártica, una situación similar a la segunda toma de posesión de Ronald Reagan en 1985.
Asistieron más de 800 invitados, entre ellos figuras destacadas como el presidente Joe Biden y su esposa, los expresidentes Barack Obama y George W. Bush con sus esposas, así como el expresidente Bill Clinton y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton. También estuvieron presentes miembros de la familia Trump, incluida Melania Trump, nominados clave al gabinete y magnates tecnológicos, como el CEO de Tesla, Elon Musk.
El evento se celebró en el Salón de la Emancipación en el Capitolio, con 1.800 asientos reservados, mientras que unos 20.000 seguidores de Trump presenciaron la ceremonia en vivo desde el Capital One Arena en Washington, D.C.
Un día histórico para EEUU
El día de la toma de posesión, Donald Trump comenzó con un servicio religioso en la Iglesia de San Juan, conocida como la «Iglesia de los Presidentes», ubicada al otro lado de Lafayette Square, cerca de la Casa Blanca. A las 8:40 a.m., Trump y Melania salieron de Blair House, la residencia de huéspedes de la Casa Blanca, y abordaron un vehículo que los esperaba para trasladarlos a la iglesia.
Trump vestía un abrigo negro y una corbata morada, mientras que Melania lucía un abrigo azul marino combinado con un sombrero redondo negro con borde blanco. La atención también se centró en Melania el día anterior, cuando visitó la Tumba del Soldado Desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington con un llamativo abrigo de capa de Dior y tacones altos de Christian Louboutin con las características suelas rojas.
Al llegar a la iglesia, los Trump se tomaron de la mano mientras eran escoltados por funcionarios de la iglesia desde la puerta principal. La Iglesia de San Juan ha sido un lugar de oración significativo para los presidentes estadounidenses desde el mandato de James Madison, el cuarto presidente del país. Se sabe que el presidente Abraham Lincoln también asistía regularmente a oraciones vespertinas en esta iglesia durante la Guerra Civil.
Los Trump regresaron a la Casa Blanca por primera vez en cuatro años después de viajar desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, el 18 de enero, donde pasaron dos noches antes de la ceremonia de toma de posesión.
La asistencia a un servicio religioso el día de la toma de posesión es una tradición que comenzó con Franklin D. Roosevelt en 1933. Donald Trump mantuvo esta costumbre tanto en su primera toma de posesión en 2017 como en la reciente ceremonia de 2025. Acompañaron a Trump el vicepresidente electo J.D. Vance y su esposa, así como miembros de su familia, incluidos su hijo menor, Barron, y su hija mayor, Ivanka Trump, junto a su esposo, Jared Kushner. Líderes tecnológicos como Mark Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon) y Tim Cook (Apple) también estuvieron presentes, según medios estadounidenses.
Tras el servicio religioso, Trump se dirigió a la Casa Blanca, donde participó en un encuentro informal con los Biden. Joe y Jill Biden esperaron en el porche delantero para recibir a Trump y Melania, quienes fueron recibidos con un cálido «bienvenidos a casa». Luego, ambas parejas intercambiaron abrazos y saludos antes de posar juntas para una foto conmemorativa.
En paralelo, la vicepresidenta saliente Kamala Harris y su esposo saludaron al vicepresidente entrante, J.D. Vance, en la Casa Blanca, siguiendo otra tradición inaugural. La práctica de que un presidente saliente invite al entrante comenzó en 1837 entre Andrew Jackson y Martin Van Buren. Sin embargo, Trump rompió esta costumbre en 2021 al no reconocer los resultados de las elecciones. En esta ocasión, Joe Biden escribió una carta privada a Trump el día de la toma de posesión, señalando a los periodistas: «Es entre Trump y yo».
