El futuro presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, mantiene su atención en Groenlandia, una isla estratégica entre Rusia y Estados Unidos que sigue siendo objeto de todos los deseos geopolíticos. En 2019, Trump había ofrecido abiertamente comprar este territorio autónomo danés en el Ártico, provocando indignación y rechazo categórico por parte de los gobiernos danés y groenlandés. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó entonces la propuesta como «absurda».
Donald Trump retomó esta polémica el domingo 22 de diciembre de 2024, al anunciar en su red social Truth Social su elección para el nuevo embajador estadounidense en Dinamarca, añadiendo: «Por razones de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, Estados Unidos cree que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta«.
Esta declaración desató una ola de protestas en Copenhague y Nuuk, la capital de los inuit. «Groenlandia no está en venta y nunca lo estará«, respondió tajantemente el jefe del gobierno local, Mute Bourup Egede. Sin embargo, Egede también expresó su disposición a «cooperar con [sus] vecinos» en América del Norte, marcando un tono más conciliador en medio de la controversia.
¿Posible segunda ocupación de Groenlandia?
El reciente anuncio de Donald Trump ha sorprendido a los expertos, quienes lo consideran una declaración inesperada. «Sorprendido por una declaración tan estruendosa», Jon Rahbek-Clemmensen, investigador del Instituto de Estudios Estratégicos del Ártico de la Academia de Defensa de Copenhague, señaló que «Estados Unidos no necesita comprar Groenlandia porque ya controla este territorio y tiene acceso a todo lo que considera vital para sus intereses».
Rahbek-Clemmensen recordó que los estadounidenses «ya habían ocupado Groenlandia en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial», tras un acuerdo con el embajador danés en Washington, Henrik Kauffmann, quien actuó de forma unilateral y desafió al gobierno cooperativo de Copenhague. Al construir varias bases, Estados Unidos buscaba evitar que Alemania utilizara la isla como estación meteorológica y trampolín para una invasión de América del Norte.
En 1951, Estados Unidos firmó un acuerdo de defensa con Dinamarca. Aunque la mayoría de sus bases han sido clausuradas desde entonces, la Base Espacial Pituffik (anteriormente Base Aérea de Thule), en el noroeste de Groenlandia, permanece operativa. Modernizada a principios de la década de 2000, forma parte del sistema de escudo antimisiles estadounidense, consolidando la posición estratégica de Groenlandia para los intereses de seguridad de Estados Unidos.
Una zona de interés para China y Rusia
El interés de Washington en esta estratégica tierra de hielo, habitada por 56.000 personas, «ha aumentado en los últimos años frente a los deseos de Rusia y China, que han fortalecido su posición en el Ártico», afirma Jon Rahbek-Clemmensen.
Mientras que los rusos «han fortalecido su presencia militar en la región» mediante la construcción de bases, pistas de aterrizaje, sistemas de radar y la adquisición de nuevos submarinos y aviones, las actividades de China han sido «económicas, invirtiendo en investigación minera en Groenlandia, rica en minerales, especialmente tierras raras», explicó. «Estados Unidos ha estado preocupado», añade, «por las capacidades de las bases rusas en el Ártico, que podrían permitirles atacar la base de Thule, nuevamente una piedra angular de la defensa antimisiles estadounidense».
Washington también teme que «China pueda usar las inversiones financieras para acercar Groenlandia a sus intereses y construir infraestructuras utilizables por su ejército en el futuro», continuó el analista. En un esfuerzo por contrarrestar estas amenazas, Estados Unidos reabrió su consulado en Nuuk en 2019 y firmó un acuerdo de cooperación en junio del mismo año. Esto permite a empresas estadounidenses realizar prospecciones en la provincia de Gardar, al suroeste de Groenlandia, una región rica en minerales «muy útiles para los estadounidenses».
El ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, presentó el martes un plan de mil millones de coronas para fortalecer la defensa de Groenlandia. El plan incluye la construcción de dos nuevos buques de inspección, dos drones de largo alcance y más personal en el Comando Ártico. «Durante muchos años, no hemos invertido lo suficiente en el Ártico. Es por eso que ahora buscamos una presencia más fuerte«, dijo al diario Jyllands-Posten. «El anuncio de Trump no influye en nuestro plan desde 2023», añadió en TV2.
Martin Breum, experto en geopolítica del Ártico, señaló en la estación de radio P1 Morgen: «Las palabras de Trump no deben tomarse a la ligera. Nunca debemos olvidar que Groenlandia tiene una gran importancia militar, estratégica y geopolítica para los Estados Unidos». Groenlandia, explicó, «es como un casco de seguridad que protege a Estados Unidos de los misiles rusos» gracias a la base de alerta en Thule. «Donald Trump cree que Estados Unidos necesita garantizar un mayor control sobre Groenlandia y no confía en que los lazos existentes entre Estados Unidos, Dinamarca y Groenlandia sean suficientes», afirmó.