El ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, ha arremetido este lunes contra lo que ha calificado como «injerencia española» en los asuntos internos de Venezuela. Esto, tras la decisión del Congreso español de instar a su gobierno a reconocer al opositor Edmundo González como presidente electo de Venezuela. «Se creen superiores, se creen un imperio«, afirmó Cabello durante una rueda de prensa en el estado de Carabobo.
Rechazo total a la intervención extranjera
Cabello ha dejado claro que Venezuela no tolerará ninguna forma de intervención externa, ya sea de España, de la Unión Europea o de Estados Unidos. «En Venezuela no aceptamos la injerencia de nadie«, recalcó. A su juicio, España enfrenta muchos problemas internos, pero su principal error es «creerse superiores y actuar como si fueran un imperio«. Para Cabello, el país europeo sigue los pasos de los Estados Unidos, y no tiene derecho a dictar normas o imponer posiciones a otros países.
Críticas a la historia colonial de España
El ministro también aprovechó para reivindicar los orígenes africanos de Venezuela, refiriéndose a África como la verdadera «madre patria». Además, criticó a España por intentar apropiarse de este título y por el trato que históricamente dio a los pueblos originarios durante la colonización. «Quisieron hacer creer que nuestra gente se arrodillaba ante ellos, cuando lo que hicieron fue masacrarlos y exterminarlos«, afirmó Cabello, refiriéndose a las atrocidades cometidas contra los indígenas y la tergiversación de la historia.
En sus declaraciones, Cabello aseguró que España envió a Venezuela «la escoria» de su sociedad durante la época colonial. «Por eso nos sentimos satisfechos de que hoy Venezuela tiene en su suelo pura joya», agregó con sarcasmo, reiterando que su país no aceptará injerencias extranjeras.
El fascismo, un problema creciente en España
Cabello no se limitó a criticar la intervención española en Venezuela, sino que también señaló al «fascismo» como una «enfermedad grave» que, según él, está ganando terreno en España. «¿Será que Rusia tendrá que liberar nuevamente al mundo del fascismo?», cuestionó, sugiriendo que el país europeo debe actuar para frenar este avance. En un tono final desafiante, sentenció: «¿Injerencia española? Que se vayan a comer un dulce«.