Imagen: el cineasta Eduard Cortés
Un grupo de 27 mujeres ha denunciado públicamente al cineasta Eduard Cortés. Señalan que el director, dos veces nominado a los premios Goya, utilizó su posición en la industria para ofrecerles trabajo con la condición de realizar escenas explícitas de desnudos o prácticas sexuales. Entre las denunciantes figuran la fotógrafa Silvia Grav, la artista visual Eva Fàbregas y las actrices Sofía Barco, Norah Alexandra Vega y Nicole León, entre otras. La mayoría de las presuntas víctimas tenían entre 20 y 30 años, aunque dos de ellas eran menores en el momento de los hechos.
Una denuncia pública que desató más testimonios
El 26 de octubre, Silvia Grav compartió en Instagram mensajes que recibió del cineasta, acusándolo de grooming (acoso a través de internet). Este testimonio desencadenó una oleada de denuncias en redes sociales, sumando decenas de relatos similares. Según los testimonios, Cortés contactaba a las jóvenes a través de plataformas como Fotolog, Facebook, MySpace, Messenger e Instagram, presentándose como director de cine y utilizando a veces el alias «Gato del cerro».
Promesas laborales y abuso de poder
Las denunciantes aseguran que el cineasta alababa su trabajo y les prometía roles en futuros proyectos. Sin embargo, las propuestas laborales incluían requisitos sexuales que, según ellas, no tenían relación con las exigencias profesionales. Grav recuerda que, tras el primer contacto, las conversaciones cambiaron de tono, incluyendo preguntas explícitas sobre desnudos y experiencias íntimas. «Me dijo que era imprescindible que me sintiera cómoda con escenas sexuales para un proyecto que quería que protagonizara«, relató Grav.
En otros casos, Cortés propuso realizar pruebas de cámara donde las mujeres debían aparecer desnudas. Una denunciante, menor de edad en ese momento, contó que el director ofreció 400 euros para grabarla con una máscara de ciervo. Según los testimonios recopilados, solo tres de las mujeres contactadas llegaron a trabajar con él.
Respuesta del director
Cortés, de 65 años, se defendió en una declaración supervisada por su abogada, argumentando que las conversaciones mantenidas en redes sociales formaban parte de un proceso exploratorio para sus guiones y que nunca realizó propuestas explícitas. «Esto se circunscribía al ámbito hipotético y no derivó en pruebas o castings formales«, afirmó. Sobre los desnudos, aseguró que se trató de interacciones consentidas entre adultos y que no estaban vinculadas a proyectos profesionales.
El impacto en la industria y las instituciones culturales
Tras las denuncias en redes sociales, la Academia de Cine Catalán anunció una investigación, pero el proceso se archivó cuando Cortés renunció a su membresía en noviembre. Por su parte, las mujeres señalaron la falta de apoyo institucional, lamentando los altos costos legales para interponer denuncias colectivas y la «inacción» de organismos culturales. «Nos sentimos abandonadas«, expresó Norah Alexandra Vega, una de las denunciantes.
Un patrón repetido
Las denuncias muestran un patrón consistente: Cortés ofrecía trabajo, pedía contenido íntimo y, en algunos casos, planteaba proyectos ficticios como pretexto. Nicole León, actriz y escritora, relató cómo el director utilizó su historia de abusos para supuestamente crear un guion: «Mientras más detalles daba, ahora entiendo que él se excitaba«. Otra actriz mexicana describió que accedió a ser grabada desnuda en un apartamento de Barcelona, sintiéndose vulnerable ante la situación.