Sectores radicales intentaron desde el principio afirmar que el asesino de Mateo, el niño de 11 años en Mocejón, era extranjero. Sin embargo, el verdadero autor del crimen es español. A pesar de las evidencias, los sectores ultras continúan con una campaña de desinformación, insistiendo en que el asesino es extranjero y promoviendo teorías conspirativas.
Algunos mensajes en redes sociales afirman que el caso es una estrategia del PSOE para ocultar al verdadero culpable y evitar un estallido social, sugiriendo que el gobierno habría manipulado el caso utilizando a un joven con problemas mentales.
Los sectores radicales han difundido una teoría conspirativa que afirma que el joven acusado del asesinato de Mateo en Mocejón, a pesar de tener una discapacidad significativa, fue presionado para confesar el crimen sin la asistencia de un abogado. Según esta narrativa, la confesión del acusado fue divulgada rápidamente a los medios, mientras que supuestamente se encontraron cuchillos y pruebas que no fueron hallados en la casa ni se correlacionaron con ADN o sangre. Los críticos, apoyados por esta teoría, acusan al PSOE de manipular el caso para ocultar la verdad.
En redes sociales, varios tuiteros han respaldado teorías conspirativas sobre el caso del asesinato en Mocejón. Critican la situación, afirmando que ni los mejores guionistas de Hollywood podrían crear una trama como la del caso en tan poco tiempo, y acusan al PSOE de manipular la realidad del asesinato. Varios tuiteros coincidieron en que el caso de Mocejón es una operación psicológica (pysop) del PSOE para agitar las redes sociales y encerrar a quienes consideran «chalados».
El asesinato del niño en Mocejón ha sido explotado por sectores radicales para difundir mensajes de odio y xenofobia, a pesar de que el verdadero autor del crimen es español. Desde el inicio del caso, figuras públicas como Alvise Pérez han propagado información falsa, culpando a inmigrantes y menores no acompañados (MENAs) del crimen.
Pérez utilizó sus redes sociales para erróneamente acusar a un grupo de menas y relacionar el asesinato con la presencia de extranjeros en el municipio, incluso después de que se confirmara que el autor del crimen era un ciudadano español. Esta campaña racista ha sido parte de un esfuerzo más amplio para estigmatizar a los inmigrantes y promover agendas xenófobas.
La familia del niño asesinado en Mocejón no solo está lidiando con la trágica pérdida, sino que también enfrenta acoso y falsas acusaciones en redes sociales. Asell Sánchez, primo del niño y miembro de una ONG, ha sido blanco de ataques debido a su trabajo con niños africanos, y sus fotos en redes sociales han sido utilizadas para reforzar la narrativa racista promovida por algunos sectores.