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7 Ene 2025
7 Ene 2025
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Annum Novum Faustum Felicem: ¿Cómo se definió el día que cambiamos de año?

La reforma juliana del calendario romano redefinió el inicio oficial de los años 

Con el título en latín de «Feliz y próspero Año Nuevo», arrancamos este primer artículo del año y no podía ser de otra forma que explorando el origen de esta tradición en el mundo antiguo.

Año y calendario nuevo

Al igual que nosotros, los romanos felicitaban el nuevo año el día 1 de enero. Sin embargo, no siempre fue así. Según la tradición, el primer calendario romano fue instituido por Rómulo, el rey fundador de Roma, alrededor del 753 a.C. Este calendario tenía solo diez meses lunares, empezando el nuevo año el 1 de marzo y terminando en diciembre(Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November, December) y un total de 304 días, con un largo periodo invernal sin contar. A continuación, Numa Pompilio, sucesor de Rómulo, añadió dos meses al calendario: Ianuarius (enero)y Februarius (febrero). Esto dio lugar a 355 días, pero todavía había una descompensación de diez días respecto al año solar. A partir de este momento, el 1 de enero se convirtió en el inicio del año.

En la época de la República, hallamos en el 451 a.C. la reforma de los decenviros (diez magistrados encargados de elaborar las leyes de las doce tablas), los cuales intercalaron un mes de 23 días cada dos años después del 23 de febrero. El objetivo era corregir los previos desajustes, aunque el sistema resultó confuso y propenso a abusos políticos. Entonces, en el 46 a.C., Julio César, con la ayuda del astrónomo Sosígenes de Alejandría, introdujo un calendario basado en el año solar: doce meses con 365 días y un año bisiesto cada cuatro años. Un último apunte es que, en el periodo del imperio, el Senado decretó el cambio de los meses Quintilis y Sextilis a Iulius (julio) y Augustus (agosto) en honor a Julio César y Augusto.

En definitiva, gracias a las últimas modificaciones julianas, se eliminaron los desfases anteriores y quedó un calendario prácticamente idéntico al actual.

Las divinidades protectoras

El mes de enero fue dedicado a Jano, Ianus, relacionado con ianua («puerta», en sentido físico y figurado, puesto que abre y cierra ciclos), el dios de las puertas, la arquitectura, los comienzos y las transiciones, quien se representaba con dos caras: una mirando al pasado y otra al futuro.

Por otro lado, Strenia (de strenuus, «enérgico, robusto, diligente», por su asociación con la prosperidad y los comienzos auspiciosos) era la diosa romana encargada de proteger el nuevo año, a la que se dedicaba un bosque sagrado en la Vía Sacra de Roma. Las ramas de los árboles de ese bosque se cortaban y llevaban a Roma como parte de los rituales de Año Nuevo. Durante esta fecha, era típico intercambiar strenae o «estrenas», pequeños regalos que simbolizaban los mejores deseos del año entrante como ramas de olivos o laureles, monedas decorativas y dulces (miel, almendra o, incluso, similares a nuestros mazapanes y roscones). Además, a modo de curiosidad, el término estrenas significa aguinaldo en la Comunidad Valenciana.

Por último, concluimos con este verso 71 de la obra Fastos del poeta Ovidio que hace referencia al dios Jano: prospera lux oritur: linguis animisque favete; («Nace una próspera luz: ¡sed favorables en la lengua y en el corazón!»).

La reforma juliana del calendario romano redefinió el inicio oficial de los años 

Con el título en latín de «Feliz y próspero Año Nuevo», arrancamos este primer artículo del año y no podía ser de otra forma que explorando el origen de esta tradición en el mundo antiguo.

Año y calendario nuevo

Al igual que nosotros, los romanos felicitaban el nuevo año el día 1 de enero. Sin embargo, no siempre fue así. Según la tradición, el primer calendario romano fue instituido por Rómulo, el rey fundador de Roma, alrededor del 753 a.C. Este calendario tenía solo diez meses lunares, empezando el nuevo año el 1 de marzo y terminando en diciembre(Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November, December) y un total de 304 días, con un largo periodo invernal sin contar. A continuación, Numa Pompilio, sucesor de Rómulo, añadió dos meses al calendario: Ianuarius (enero)y Februarius (febrero). Esto dio lugar a 355 días, pero todavía había una descompensación de diez días respecto al año solar. A partir de este momento, el 1 de enero se convirtió en el inicio del año.

En la época de la República, hallamos en el 451 a.C. la reforma de los decenviros (diez magistrados encargados de elaborar las leyes de las doce tablas), los cuales intercalaron un mes de 23 días cada dos años después del 23 de febrero. El objetivo era corregir los previos desajustes, aunque el sistema resultó confuso y propenso a abusos políticos. Entonces, en el 46 a.C., Julio César, con la ayuda del astrónomo Sosígenes de Alejandría, introdujo un calendario basado en el año solar: doce meses con 365 días y un año bisiesto cada cuatro años. Un último apunte es que, en el periodo del imperio, el Senado decretó el cambio de los meses Quintilis y Sextilis a Iulius (julio) y Augustus (agosto) en honor a Julio César y Augusto.

En definitiva, gracias a las últimas modificaciones julianas, se eliminaron los desfases anteriores y quedó un calendario prácticamente idéntico al actual.

Las divinidades protectoras

El mes de enero fue dedicado a Jano, Ianus, relacionado con ianua («puerta», en sentido físico y figurado, puesto que abre y cierra ciclos), el dios de las puertas, la arquitectura, los comienzos y las transiciones, quien se representaba con dos caras: una mirando al pasado y otra al futuro.

Por otro lado, Strenia (de strenuus, «enérgico, robusto, diligente», por su asociación con la prosperidad y los comienzos auspiciosos) era la diosa romana encargada de proteger el nuevo año, a la que se dedicaba un bosque sagrado en la Vía Sacra de Roma. Las ramas de los árboles de ese bosque se cortaban y llevaban a Roma como parte de los rituales de Año Nuevo. Durante esta fecha, era típico intercambiar strenae o «estrenas», pequeños regalos que simbolizaban los mejores deseos del año entrante como ramas de olivos o laureles, monedas decorativas y dulces (miel, almendra o, incluso, similares a nuestros mazapanes y roscones). Además, a modo de curiosidad, el término estrenas significa aguinaldo en la Comunidad Valenciana.

Por último, concluimos con este verso 71 de la obra Fastos del poeta Ovidio que hace referencia al dios Jano: prospera lux oritur: linguis animisque favete; («Nace una próspera luz: ¡sed favorables en la lengua y en el corazón!»).

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