El 8 de agosto de 2024, la operación para la detención de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Cataluña, se saldó con un notable fracaso por parte de los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica catalana. A pesar de contar con una orden del Tribunal Supremo para arrestar al líder de Junts, el dispositivo de vigilancia desplegado no logró capturarlo, permitiéndole escapar nuevamente tras un breve mitin en Barcelona.
Los atestados policiales revelan que los agentes, que habían observado a Puigdemont subir a un coche Honda blanco, no persiguieron al vehículo. Esta omisión resultó en la frustración del operativo, ya que, a pesar de presenciar la huida, los agentes se quedaron inmóviles y no tomaron medidas para efectuar la detención. Según los informes, Puigdemont fue visto subiendo al coche Honda HRV, mientras que vehículos de apoyo y una motocicleta, cuyo número de matrícula no fue registrado por los agentes, facilitaron su fuga.
El operativo había sido planeado para llevarse a cabo una vez que Puigdemont concluyera su discurso en el Arco del Triunfo de Barcelona, pero la falta de una respuesta rápida por parte de los agentes permitió que el expresidente escapara entre la multitud. La policía catalana había previsto varios escenarios para la detención, pero ninguno contemplaba una fuga tan evidente en presencia de miles de personas.
Además de la falta de acción durante la fuga, el caso se complica con la implicación de varios agentes. Xavi Manso, uno de los detenidos, había sido mencionado en investigaciones anteriores relacionadas con posibles injerencias externas en el proceso independentista y presunta financiación ilegal. Otro agente involucrado, Jordi Rodrigo, propietario del vehículo en el que Puigdemont escapó, también está bajo investigación, mientras que David Goicoechea, otro agente presente en la escena, se presentó al día siguiente a trabajar con comentarios burlones sobre su supuesta ausencia.
La detención de los agentes implicados ha sido un tema polémico, especialmente considerando que, a pesar de la gravedad de su presunta complicidad, la Fiscalía no solicitó medidas cautelares en su contra, dejándolos en libertad provisional. La situación también se complica con la aparición de errores procesales en investigaciones relacionadas con Puigdemont, que podrían haber afectado la eficacia de la respuesta policial.