El regreso de Puigdemont a España sigue siendo incierto debido a las órdenes de detención nacionales e internacionales que pesan sobre él. No obstante, él y sus seguidores mantienen la esperanza de que una solución política pueda permitir su retorno sin el riesgo de ser arrestado.
La huida de Carles Puigdemont a Bélgica en octubre de 2017 marcó un hito en la historia reciente de España. El expresidente de la Generalitat de Cataluña abandonó el país tras la declaración unilateral de independencia y la posterior intervención del gobierno español en la autonomía catalana.
Puigdemont y varios de sus exconsejeros partieron hacia Bruselas el 30 de octubre de 2017, apenas tres días después de que el Parlament catalán votara a favor de la independencia. La decisión de huir se tomó tras la activación del artículo 155 de la Constitución española, que permitió al gobierno central de Mariano Rajoy disolver el parlamento catalán y convocar nuevas elecciones.
La huida fue un operativo cuidadosamente planeado. El plan de escape comenzó alrededor del mediodía, cuando un Skoda Octavia con cristales tintados, conducido por el mosso d’Esquadra 2684, llegó a la urbanización Golf de Girona en Sant Julià de Ramis, lugar de residencia de Puigdemont y su familia.
El operativo de huida involucró a su esposa, Marcela Topor, y varios agentes de los Mossos d’Esquadra. Puigdemont cambió de coche en múltiples ocasiones antes de llegar a La Jonquera. Inicialmente, salió oculto en el coche de su esposa y, posteriormente, se trasladó a un todoterreno Mazda de color blanco prestado por un matrimonio de mossos, quienes olvidaron convenientemente incluir la documentación del vehículo.
El dispositivo de escolta, liderado por el sargento 2684, fue crucial en la operación. A las seis de la tarde del mismo día, solicitó el vehículo al matrimonio de mossos y se dirigió al domicilio de Puigdemont. A las ocho de la noche, el sargento entró al garaje con el coche oficial y salió minutos después, aparentemente solo, pero con Puigdemont oculto. Se encontraron con otros dos mossos en un punto acordado, donde el expresident cambió de coche nuevamente.
A las 23:20, en una estación de servicio en Francia, los mossos entregaron la documentación faltante del vehículo al sargento, quien estaba acompañado por un amigo de Puigdemont. El sargento les informó de su destino: Bruselas. Les pidió también que solicitaran unos días de permiso en su nombre.
La noticia de la fuga se confirmó al día siguiente cuando la Fiscalía presentó una querella por rebelión contra Puigdemont y los consellers que lo acompañaban. La Audiencia Nacional ordenó la detención de los seis el 3 de noviembre.
Internamente, los Mossos d’Esquadra comenzaron una investigación que resultó en el relevo de los agentes implicados en la escolta de Puigdemont. El jefe de escoltas informó al comisario Joan Carles Molinero, quien a su vez notificó al nuevo ‘major’ de los Mossos, Ferran López, iniciando así una investigación oficial.
Puigdemont buscó refugio en Bélgica debido a su sistema judicial, que es menos probable que acceda a las extradiciones por motivos políticos. Su abogado, Paul Bekaert, experto en derechos humanos, argumentó que su cliente no tendría un juicio justo en España.
En marzo de 2018, la justicia alemana detuvo a Puigdemont en la frontera con Dinamarca, lo que provocó una serie de manifestaciones y tensiones políticas. Sin embargo, el tribunal alemán solo accedió a extraditarlo por malversación de fondos públicos, no por rebelión, como solicitaba España. Finalmente, Puigdemont fue liberado bajo fianza y pudo regresar a Bélgica.
Durante su exilio, Puigdemont ha continuado siendo una figura clave en el movimiento independentista catalán, participando activamente en la política desde el extranjero y fundando el Consell per la República Catalana, una organización que promueve la independencia fuera del control del Estado español.
A pesar de su ausencia física, Puigdemont fue elegido eurodiputado en 2019, lo que le otorgó inmunidad parlamentaria. Sin embargo, el Parlamento Europeo levantó su inmunidad en 2021, a petición de España, decisión que confirmó posteriormente en 2023.
Posteriormente, cuando iba a participar en un acto en Alguer, Cerdeña, fue detenido nuevamente en virtud de la euroorden que pesaba sobre él interpuesta por el Tribunal Supremo. Sin embargo, poco después, un tribunal italiano liberó al expresidente catalán.
Recientemente, fue aprobada la ley de Amnistía, en la que se planteaba el perdón a todos los participantes del 1-O por todos los delitos cometidos. Sin embargo, posteriormente, el Tribunal Supremo planteó una cuestión al Tribunal constitucional considerar la ley inconstitucional y no le concede a Puigdemont la amnistía por el delito de malversación, razón por la que el expresidente de la Generalitat ya tiene asumido que será detenido al regresar a Cataluña para asistir a la investidura de Salvador Illa, como ha expresado en una reciente carta.
En el escrito también critica a ERC por apoyar a Illa y responsabiliza a los republicanos de las campañas «difamatorias» en su contra. Puigdemont ve su retorno como una «confrontación» con la justicia y, aunque algunos de su entorno le aconsejaron no regresar, Puigdemont insiste en que su vuelta es una decisión política, al igual que lo fue su exilio en 2017.