La declaración de Cristina Álvarez, asistente personal de Begoña Gómez, ante el juez Juan Carlos Peinado ha desmentido la versión mantenida por el Gobierno sobre sus funciones. Álvarez admitió que su trabajo no se limitaba a tareas públicas como asistente de la esposa del presidente del Gobierno, sino que también incluía gestiones relacionadas con asuntos privados y profesionales de Gómez. En su testimonio, intentó matizar que algunas de estas gestiones fueron por «amistad» o «favores».
El testimonio de Álvarez fue respaldado por un correo electrónico presentado al juez, en el que se demostraba que realizó gestiones para Gómez con la Universidad Complutense. Este correo fue el motivo por el cual Álvarez fue citada a declarar el pasado 20 de diciembre. Sin embargo, desde el Ejecutivo han defendido que este tipo de asistencias son comunes para las esposas de los presidentes, argumentando que todas han tenido personal asignado para tareas logísticas y organizativas.
Tras las declaraciones de Álvarez, el Gobierno intentó desviar la atención desacreditando al juez Peinado. Según una información difundida por TVE, el magistrado habría manipulado la declaración de otra testigo en el caso, lo que motivó que el ministro de Transformación Digital, Óscar López, lo calificara como «prevaricador». Esta postura contrasta con la actitud previa del Gobierno, que había defendido que las gestiones de Álvarez eran estrictamente logísticas y organizativas. Sin embargo, no han explicado por qué la asistente intervino en temas privados de Gómez, como la captación de patrocinios para un máster universitario.
Contratación de Cristina Álvarez
Begoña Gómez solicitó personalmente la contratación de Álvarez como personal eventual adscrito a la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno, con un sueldo público de 49.000 euros anuales. Ambas habían trabajado juntas previamente durante ocho años en la empresa Inmark. El Gobierno ha señalado que este tipo de contrataciones no son excepcionales, destacando casos como el del diputado del PP Jaime de los Santos, quien trabajó en la Moncloa durante la presidencia de Mariano Rajoy como asistente de la esposa del presidente, Elvira Fernández. Sin embargo, De los Santos ha aclarado que sus funciones se limitaron a cuestiones de protocolo y actos públicos, y que nunca se cruzó la línea entre lo privado y lo público.
Los socialistas también han mencionado que durante el mandato de Rajoy se contrató personal para asistir a su padre, quien era dependiente y vivía en la Moncloa. Han equiparado este caso con el de Álvarez, pese a las diferencias en las funciones desempeñadas.