Imagen: Adolescente utilizando el teléfono móvil- Rafa Arjones (Levante)
La encuesta señala que el 72,6% de los adolescentes recurren a sus padres o amigos para informarse sobre una noticia, seguido de las redes sociales (60,2%) y la televisión (60,6%), la prensa online (32,1%), la radio (9,4%) y el papel (5,5%). Asimismo, el informe confirma que 16,3% de los jóvenes encuestados cree que las redes sociales y los creadores de contenido son una fuente fiable de información.
Conclusiones que, si bien confirman el cambio de paradigma generacional en cuanto a la manera de acceder a información, pueden constituir un peligro. Por un lado, porque si la persona a la que los jóvenes acuden no está bien informada, o no tiene recursos para contrastar la información, puede generar un efecto bola de nieve y así ampliar el espectro de información falsa. Y, por otro lado, porque internet está plagado de mensajes fake y que promueven modelos y estereotipos dañinos para los menores. En este sentido, se confirma un dato preocupante, y es que el 51 % de los niños y adolescentes no sabría identificar siempre cuándo una noticia es falsa y, aunque sospechen que lo es, el 25 % de los adolescentes no la contrasta.
Internet es un espacio más hostil para las chicas
En la investigación, que incluye encuestas a 3.315 adolescentes e información de cinco grupos de debate entre menores de entre 10 y 17 años, los jóvenes reconocen estar expuestos a contenidos en redes que promueven el odio y estereotipos raciales y de sexualidad.
Los chicos son más vulnerables a discursos que niegan la violencia de género y otros mensajes machistas, racistas u homófobos. Las chicas son mayormente las destinatarias de esos discursos, recibiendo mensajes agresivos y ofensivos, lo que convierte el entorno digital en un espacio más hostil para ellas. Además, ellas se ven más afectadas por la exposición constante a representaciones idealizadas de vida y estándares de belleza, lo que puede repercutir en su salud mental.
Para la directora de Incidencia Política y Social de Save the Children, Catalina Perazzo, «Internet ha democratizado el acceso a la información, pero también ha facilitado la proliferación de contenido erróneo y perjudicial, que perpetúa estereotipos negativos, modelos irreales de vida y fomenta discursos de odio».
Asimismo, la ONG destaca la vulnerabilidad de los menores ante el contenido que se puede observar en el mundo digital: “la deshumanización caracteriza a menudo las relaciones en el mundo digital y provoca comportamientos que no se tendrían en el entorno físico”.