La reciente decisión de la Consejería de Educación del Gobierno de Asturias, liderada por Adrián Barbón, de permitir la certificación en lengua asturiana en los niveles A2, B2 y C1 en la Escuela Oficial de Idiomas de Oviedo ha generado una importante polémica.
Mientras el gobierno asturiano presenta esta medida como un avance en la protección y promoción del bable, muchos sectores de la sociedad han mostrado sus dudas sobre la pertinencia de esta iniciativa, así como sobre la propia naturaleza de la lengua que se pretende enseñar y certificar.
Uno de los principales puntos de crítica recae en la similitud entre el asturiano y el castellano, una cuestión que ha sido señalada tras la revisión de los exámenes de nivel avanzado, C1. Al acceder a estas pruebas, resulta evidente que muchas palabras incluidas son prácticamente idénticas al español, como “andar”, “comunicación”, “persona” o “tela”.
Ejercicio de un examen del C1 de bable. Fuente: El Debate
Si el objetivo de un examen de certificación lingüística es demostrar una «competencia diferenciada», resulta difícil justificar por qué gran parte del vocabulario evaluado es el mismo que el de una lengua que ya domina la inmensa mayoría de los alumnos asturianos.
Asimismo, estos exámenes han sido acusados de tener un trasfondo ideológico más allá de la mera enseñanza de un idioma. Un ejemplo de esto se encuentra en el texto utilizado en la prueba de comprensión escrita del nivel C1, en el que se defiende la imposición del bable en la toponimia asturiana, una medida polémica impulsada por el Gobierno de Barbón.
El examen de C1 DE bable cuestionado por falta de criterio
Este tipo de referencias han sido interpretadas como una muestra del impulso hacia la normalización lingüística, algo que ha sido duramente criticado por los detractores de la cooficialidad del asturiano.
Desde la asociación ‘Hablamos Español’, han cuestionado abiertamente la calidad de estos exámenes, poniendo en duda los criterios que se utilizan para alcanzar el nivel C1 en una lengua que, según afirman, comparte tanto con el español que se vuelve difícil identificar qué se está certificando realmente.
Así, exigen que se explique claramente cuál es el vocabulario y la gramática que se pretende enseñar para alcanzar dicho nivel, insinuando que el bable carece de la complejidad necesaria para justificar una certificación independiente.
La Plataforma contra la Cooficialidad ha expresado su preocupación ante lo que consideran un intento de imponer el asturiano en las escuelas desde edades tempranas. Beatriz Zapico, portavoz de la plataforma, ha señalado que el gobierno ya está introduciendo elementos del bable en la educación infantil mediante cuentos y leyendas, lo que, a su juicio, constituye una estrategia para “artificialmente” crear un sentimiento de identidad lingüística en los más pequeños.