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El presupuesto asignado anualmente para Defensa en los Presupuestos Generales del Estado resulta insuficiente, lo que ha requerido una inyección adicional durante los últimos dos años para cumplir con los compromisos existentes y los que surgieron en esos períodos. Desde 2022, la diferencia entre la previsión y la ejecución real del gasto ha superado el 20%.
La invasión de Ucrania por Rusia y el compromiso de los países de la OTAN de elevar el gasto militar al 2% del PIB para 2030 han exacerbado esta situación. A pesar de las advertencias del Tribunal de Cuentas y la anulación de créditos por parte del Tribunal Constitucional, esta tendencia persiste. Un ejemplo reciente es el anuncio de enviar armas a Kiev por más de 1.000 millones de euros, lo que aumentará aún más el gasto en 2024.
Estrategia de subestimación presupuestaria
El desajuste entre el gasto previsto y el realmente ejecutado no solo se debe a imprevistos, sino que refleja una estrategia deliberada de todos los gobiernos para minimizar la asignación inicial en Defensa. Esto permite evitar presiones internas y críticas públicas, y dedicar más recursos, al menos sobre el papel, a otras áreas. Según Félix Arteaga, investigador de Seguridad y Defensa en el Real Instituto Elcano, los gobiernos tienden a minimizar el gasto en Defensa en los presupuestos debido a la oposición histórica y la necesidad de mantener la estabilidad presupuestaria. Antonio Fonfría, profesor de Economía en la Universidad Complutense, confirma que en los peores casos, las desviaciones pueden superar el 30%.
Datos y ampliaciones de crédito
Las cifras confirman la brecha entre el presupuesto asignado y el gasto real. En 2022, se asignaron 10.155 millones de euros al Ministerio de Defensa, pero la ejecución final superó los 13.000 millones, un 30% más. Para 2023, el presupuesto estimado fue de 12.825 millones, pero los gastos reales rondaron los 15.000 millones. Algunos estudios, como los del Centro Delàs de Estudios por la Paz, calculan que el gasto total en Defensa, considerando otras partidas, superó los 27.000 millones de euros el año pasado. En 2024, se espera que la desviación continúe, con dos ampliaciones de crédito ya aprobadas por el Ejecutivo: el envío de armas a Ucrania y 580 millones para operaciones de mantenimiento de la paz en el exterior.
El compromiso con la OTAN y el 2% del PIB
El gasto militar en España se distribuye en diversas partidas, lo que genera discrepancias sobre el esfuerzo real en defensa. Mientras que el presupuesto militar de 2021 fue de 9.409 millones de euros, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) estimó que la cifra real alcanzó los 16.526 millones, el 1,4% del PIB. Según la OTAN, el gasto fue de 12.546 millones, el 1,04% del PIB. España se comprometió hace una década a elevar el gasto en Defensa al 2% del PIB, un objetivo que el Gobierno actual ha reafirmado, aunque su implementación en un plazo reducido podría generar problemas de gestión.