La Guardia Civil ha descartado casi por completo la hipótesis de sabotaje en el incidente que paralizó la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla y afectó a más de 10.000 pasajeros. Según las primeras conclusiones, el suceso fue consecuencia de un robo de cobre en cinco tramos del cableado ferroviario a la altura de Los Yébenes (Toledo), atribuido a bandas criminales con experiencia en este tipo de delitos.
Las pesquisas, dirigidas por la Unidad de Policía Judicial de Toledo, se centran en un grupo delictivo local, presuntamente compuesto por individuos de etnia gitana con antecedentes por sustracción de metales. Aunque aún no se ha identificado a los autores de forma concluyente, los investigadores destacan que la ejecución simultánea en varios puntos y con notable conocimiento técnico responde al modus operandi habitual de estas redes que actúan en zonas con baja vigilancia.
El robo fue técnicamente planificado y tuvo como único objetivo el beneficio económico, no una acción ideológica o política, como inicialmente insinuó el Ministerio de Transportes. De hecho, fuentes policiales consideran que la versión del Gobierno pudo haber intentado desviar la atención de las deficiencias en la seguridad de la red ferroviaria.
El ministro Óscar Puente sugirió públicamente que el incidente podría haber sido intencionado. No obstante, esta teoría ha perdido peso ante los indicios recopilados por la Guardia Civil, que apuntan claramente a una operación orientada a la reventa del cobre sustraído.
Los investigadores recalcan que, en caso de sabotaje con motivaciones políticas, no se habría producido el robo del material, sino una simple interrupción del sistema eléctrico. La extracción de 150 metros de cobre en cinco enclaves distintos demuestra una intencionalidad lucrativa y una alta capacitación técnica por parte de los autores.
El robo tuvo lugar en zonas sin cámaras de seguridad ni vigilancia activa, lo que facilitó la acción. Aunque el valor directo del material no supera los 1.000 euros, su reventa en mercados internacionales —especialmente en Europa del Este y China— sigue siendo rentable. Las bandas almacenan el cobre en naves industriales y lo venden a intermediarios que gestionan su exportación.
Un informe interno de la Guardia Civil del 4 de mayo ya apuntaba a la sustracción de cobre como la causa del suceso. A las 20:00 horas, ADIF notificó el robo; a las 21:35, se reportaron los efectos en Malagón (Ciudad Real), donde al menos cuatro trenes quedaron detenidos por averías en las catenarias.
Este caso se suma a una tendencia creciente: en lo que va de 2024, se han registrado 4.333 robos de cobre y materiales conductores, un 87% más que en 2019. Castilla-La Mancha lidera las denuncias con 799 casos, seguida de Andalucía con 745, según el Ministerio del Interior.