El Gobierno ha comenzado a trasladar a cientos de inmigrantes solicitantes de asilo que colapsaban las salas habilitadas del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a un apartahotel cercano, el Madrid Airport Suites.
Este complejo, con capacidad para 200 habitaciones, está gestionado por la Cruz Roja, que se encarga de proporcionar alojamiento, comida y servicios básicos a los inmigrantes, mayoritariamente de origen venezolano y egipcio.
La medida llega tras semanas de saturación en las salas de asilo del aeropuerto, donde los inmigrantes permanecían entre una y cuatro semanas tras llegar en los llamados “vuelos patera”. Estos vuelos suelen conectar Marruecos con países de Latinoamérica, haciendo escala en Madrid, donde los viajeros rompen su documentación y solicitan asilo en España.
En el apartahotel, los inmigrantes se alojan en grupos de tres personas por apartamento y cuentan con acceso a wifi gratuito y a ciertas áreas comunes del complejo. Sin embargo, su acceso a zonas recreativas, como la piscina o las pistas de pádel, está restringido. Las comidas se sirven en un comedor separado, ubicado en el sótano, donde no reciben el mismo menú que los huéspedes regulares del establecimiento.
La estancia en el apartahotel puede prolongarse durante meses mientras se tramitan sus solicitudes de asilo, un proceso que puede extenderse más allá de seis meses. En caso de denegación, los solicitantes tienen derecho a iniciar de nuevo el procedimiento, lo que alarga aún más su permanencia en España. Aunque muchos permanecen en el complejo, algunos deciden abandonarlo por cuenta propia antes de que se resuelva su situación legal.
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El traslado al apartahotel ha aliviado temporalmente la saturación en Barajas, especialmente tras la entrada en vigor de un nuevo requisito de visado de tránsito (TAP) para ciudadanos egipcios. Desde el pasado 18 de noviembre, este visado es obligatorio para los egipcios que hagan escala en aeropuertos españoles, una medida que busca frenar la entrada irregular de migrantes.
La decisión llega tras detectar, en septiembre de 2024, un aumento significativo de ciudadanos egipcios que aprovechaban la escala en Madrid para pedir asilo y evitar regresar a su país.
El operativo del apartahotel está marcado por la constante vigilancia policial en la zona, con patrullas visibles y camufladas. Aunque los inmigrantes tienen libertad de movimiento y utilizan servicios de transporte público y privado para desplazarse, muchos enfrentan incertidumbre y desesperación mientras esperan respuestas a sus solicitudes.
El uso de apartahoteles como solución temporal no es nuevo y responde a la presión de las oleadas migratorias que el Gobierno ha intentado contener en ocasiones anteriores con medidas similares para otras nacionalidades, como ciudadanos de Senegal o Mauritania.