El lanzamiento del libro Algo habremos hecho, de Irene Montero, ha generado una ola de críticas en diversos sectores. La obra, que pretende ser un repaso a su gestión como ministra de Igualdad y una defensa de las políticas feministas impulsadas durante su mandato, ha sido recibida con escepticismo y desconfianza tanto por la oposición política como por sectores de la sociedad civil, que cuestionan su enfoque y la falta de autocrítica sobre algunas de sus medidas más controvertidas.
Un libro sin autocrítica
El contenido del libro ha sido percibido como una defensa unilateral de su gestión, sin abordar de manera crítica los errores que han sido ampliamente señalados. Entre ellos, destaca la falta de reflexión sobre las consecuencias de la Ley del «solo sí es sí», una normativa que buscaba proteger a las víctimas de agresiones sexuales pero que, según diversos análisis, ha tenido efectos no deseados, como la reducción de penas y la excarcelación de agresores sexuales. En Algo habremos hecho, Montero evita asumir responsabilidad directa por estos efectos y se centra en argumentar que la ley fue necesaria para avanzar en derechos, lo que ha generado rechazo entre quienes esperaban una autocrítica sobre los aspectos fallidos de esta normativa.
Además, el libro dedica varias secciones a la defensa de la Ley Trans, que facilitó el cambio de género registral sin necesidad de informe médico o tratamiento. Esta legislación ha sido cuestionada por expertos que advierten sobre sus posibles implicaciones, especialmente en menores. Sin embargo, Montero se limita a presentar la ley como un avance hacia la igualdad y diversidad, eludiendo el debate en torno a los riesgos que algunos sectores consideran que entraña la normativa. En este sentido, la obra ha sido calificada como una herramienta de propaganda en lugar de un análisis serio y equilibrado de su gestión.
Uno de los aspectos más criticados de Algo habremos hecho es la ausencia de temas que generaron controversia durante su mandato. A lo largo de sus páginas, Montero evita tratar de manera frontal los fallos en la aplicación de sus políticas y los conflictos internos dentro de su propio partido, Podemos. La obra no menciona la ruptura con figuras destacadas de la izquierda, ni aborda los conflictos que se produjeron en el Gobierno en relación a algunas de sus políticas. Este silencio ha sido interpretado como una forma de evitar que la imagen pública de Montero se vea afectada, sacrificando la transparencia que muchos consideran necesaria para entender las verdaderas implicaciones de su gestión.
En cuanto a la reforma de la ley del aborto, otro tema abordado en el libro, Montero insiste en que su objetivo fue garantizar la autonomía de las mujeres, pero no menciona las críticas de quienes consideran que se impusieron criterios ideológicos por encima de los derechos de los padres y las garantías de los menores. Esta omisión ha sido ampliamente señalada por analistas que esperaban que Montero abordara de manera más integral las implicaciones de su reforma.
La recepción crítica del libro
Desde su publicación, ‘Algo habremos hecho’ ha suscitado una recepción crítica tanto en medios de comunicación como en redes sociales. Diversos periodistas y analistas han calificado la obra como un intento de «limpieza de imagen» tras su paso por el Ministerio de Igualdad. Su tono autocelebratorio y la falta de autocrítica han llevado a cuestionar la honestidad del relato. La ausencia de debate sobre las consecuencias imprevistas de sus políticas y los conflictos generados en torno a ellas refuerzan la percepción de que Montero utiliza el libro para consolidar una versión parcial y sesgada de su gestión.
La obra, por lo tanto, no parece haber logrado su objetivo de servir como una rendición de cuentas completa y honesta. Para muchos, ‘Algo habremos hecho’ evidencia la desconexión de Montero con las críticas y el impacto real de sus políticas, consolidando la imagen de una ministra centrada en defender su legado sin asumir las consecuencias de sus decisiones.