Ángel Hernández es uno de los policías nacionales que fue herido durante los disturbios del ‘procés’. El agente y sus compañeros pertenecían a la Unidad de Intervención Policial de La Coruña y los destinaron al Aeropuerto del Prat con el fin de dar refuerzo a sus compañeros y evitar los actos que llevaban sucediendo desde hace días y así reprimir las protestas de Tsunami Democràtic.
Estas revueltas se fueron complicando según pasaba el día y, por este motivo, se decidió que la unidad de Ángel fuera a la plaza Urquinaona, debido a que sus compañeros UIP de Valladolid se estaban quedando sin material. “Por las emisoras estábamos escuchando cómo ya había compañeros heridos”, comienza diciendo en la entrevista para OKdiario.
En dicha entrevista, Ángel Hernández relata cómo empezó ese día: “Cuando llegamos a Urquinaona, estaba todo ardiendo y volaban adoquines”. Así, el momento en el que la unidad de Ángel Hernández estaba situada en una de las esquinas de la calle Jonqueres, cuando comenzaron a caer adoquines de gran tamaño: “Parecían baldosas gordas de las aceras”, a lo que añade que “en un momento, me encontraba municionando la bocacha y sentí un impacto muy fuerte en la cara anterior de mi antebrazo, justo donde no protege la codera” relata para OKdiario.
Ángel Hernández relata su experiencia en los disturbios del ‘procés’
Ángel Hernández, relata que lo que sucedía en Barcelona “era bastante más grave de lo que se pensaba”. Señaló que: “Después sentí otro impacto más grande que casi me tira al suelo y me doy cuenta de que no puedo mover el brazo”. Así, el policía relata cómo él pide ayuda a sus compañeros y les avisa de que no puede seguir y de que no siente el brazo. “Mis compañeros me llevan al furgón y al quitarme el guante de protección y vemos que llevo la mano llena de sangre”, relata para OKdiario.
Las ambulancias no podían acceder a la zona donde se encontraban las unidades policiales y son los propios compañeros los que llevan a Ángel a Jefatura. En ese momento, cuando le retiran la manga del uniforme policial, ven la gravedad de la herida. “Nos damos cuenta de que tengo una fractura abierta y que el hueso ha perforado la carne del antebrazo y me inyectan calmantes por una vía” comenta en la entrevista.