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El Ejecutivo balear, liderado por Marga Prohens, ha decidido distanciarse de las medidas acordadas con Vox, rechazando el polémico ‘pin parental’. Esta iniciativa, incluida en los 110 puntos del acuerdo de investidura que Vox firmó en su momento, quedó definitivamente descartada este martes con el voto en contra del Partido Popular (PP). Esta postura marca un nuevo rumbo tras la ruptura de Santiago Abascal con el pacto el pasado verano.
La presidenta ya había advertido en julio, tras la retirada del apoyo parlamentario de Vox, que su única hoja de ruta sería el programa electoral del PP. Este martes, el partido escenificó esa ruptura votando en contra de la exigencia de un consentimiento previo por parte de los padres para que sus hijos participen en ciertas actividades escolares, como proponía Vox.
El rechazo al ‘pin parental’
El Parlamento balear vivió un momento clave cuando el PP votó en contra de una Proposición No de Ley presentada por Vox, que solicitaba que los centros educativos informaran con antelación sobre actividades de carácter religioso, moral, social, cívico o sexual. Además, Vox pedía que los padres otorgaran un consentimiento expreso por escrito para que sus hijos pudieran asistir a dichas actividades.
Otro de los puntos que también fue rechazado por el PP es la propuesta de Vox de exigir que los padres tengan acceso al currículum de los ponentes que imparten estas actividades. A pesar de la ruptura en este tema, el PP sí apoyó un único punto de la propuesta de Vox: garantizar el derecho de los padres a que sus hijos reciban formación de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales, aunque con una enmienda que suavizaba el planteamiento original.
Estrategia del PP: una de cal y otra de arena
El desmarque del ‘pin parental’ es un nuevo ejemplo de la estrategia de Prohens de alejarse de Vox en temas controvertidos. La semana pasada, el PP confirmó que derogaría la Ley de Memoria de Baleares aprobada en la pasada legislatura socialista de Francina Armengol, lo que representaba una concesión a Vox. Sin embargo, ahora se niega a seguir adelante con el ‘pin parental’, aunque en el pacto inicial con Vox se incluyera de manera genérica la «voluntariedad de las actividades extracurriculares».
Vox considera que este mecanismo es clave en su lucha contra lo que describe como «adoctrinamiento» en las aulas. La formación asegura que en algunos centros escolares se organizan actividades con un marcado sesgo ideológico, abarcando valores éticos, morales, sociales y sexuales, que justifican la necesidad de un control parental más estricto.