El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se prepara para abordar en su próxima reunión con el presidente del Gobierno, las necesidades de su comunidad autónoma en torno al actual modelo de financiación autonómica. Esta reunión se celebrará el viernes 4 de octubre.
García-Page ha expresado su preocupación por el acuerdo alcanzado entre Esquerra Republicana y el Partido Socialista de Cataluña (PSC), el cual contempla la creación de un concierto económico para Cataluña. Este tipo de acuerdo podría significar un trato preferencial para la comunidad catalana, lo cual García-Page percibe como una amenaza para la solidaridad interterritorial dentro de España.
Servicios públicos
Uno de los principales puntos que García-Page defenderá en la reunión es la financiación de los servicios públicos en Castilla-La Mancha. Para el mandatario regional, este es un aspecto clave y una línea roja que no está dispuesto a traspasar. Castilla-La Mancha, como otras comunidades menos prósperas, depende en gran medida de un modelo de financiación justo para poder mantener los niveles de bienestar alcanzados en las últimas cuatro décadas.
García-Page ha sido claro en señalar que no se puede privilegiar a las comunidades más ricas en detrimento de las más vulnerables, un mensaje que lanzó a través de un tuit el mismo día en que se conoció el acuerdo entre Esquerra Republicana y el PSC. Para él, este concierto económico podría profundizar las desigualdades territoriales y romper la cohesión que ha caracterizado a la política fiscal en España.
Dos visiones opuestas de la izquierda
El encuentro del 4 de octubre promete ser uno de los más tensos en el seno del PSOE. No solo se enfrentan dos presidentes socialistas, sino que también se contraponen dos visiones de la izquierda y de la nación española. Mientras que Pedro Sánchez parece dispuesto a conceder algunas demandas territoriales para mantener la estabilidad de su gobierno, García-Page defiende una postura socialdemócrata más clásica, centrada en la equidad y la redistribución de los recursos.
¿Debe primar la flexibilidad política para garantizar la estabilidad, o es más importante mantenerse fiel a los principios que definieron a la socialdemocracia durante su ascenso en España? Para García-Page, lo segundo parece ser el camino a seguir.
Este año político en Castilla-La Mancha ha estado marcado por el llamado «Sanedrín» convocado por García-Page en Viso del Marqués, un encuentro con sus consejeros en el que se ha diseñado la estrategia política para los próximos meses. Este tipo de reuniones son una práctica común en el mandato de García-Page y le permiten al presidente regional fijar claramente sus prioridades.
No cabe duda de que la cuestión de la financiación autonómica, especialmente en el contexto del acuerdo catalán, será uno de los temas centrales en su estrategia. García-Page no solo deberá defender los intereses de Castilla-La Mancha ante el Gobierno central, sino también ante su propio partido, que en muchas ocasiones ha mostrado posturas divergentes en este tema.
De hecho, García-Page ha manifestado en varias ocasiones que está dispuesto a enfrentarse a la dirección del PSOE en Madrid si esto implica defender a su comunidad. Esta posición firme ha generado tensiones internas dentro del partido, especialmente considerando que algunos de los parlamentarios de Castilla-La Mancha, como Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, mantienen una relación directa con la dirección de Ferraz.