En España, la temporalidad y la inestabilidad laboral siguen siendo las principales características del mercado de trabajo. Según datos oficiales, uno de cada tres empleos no supera el mes de duración, lo que evidencia una realidad preocupante: los trabajos escasean y los que existen son cada vez más precarios. Este fenómeno ha ido en aumento con los años, especialmente tras la implementación de la reforma laboral de Yolanda Díaz, que prometía reducir la temporalidad, pero que, en la práctica, ha perpetuado la inseguridad laboral.
La precariedad laboral se apodera del mercado español
Los contratos de muy corta duración se utilizan de manera estratégica para evitar los costos asociados a la estabilidad laboral, y se extinguen tan rápido como se activan. En muchas ocasiones, los contratos no superan el mes, y los trabajadores son despedidos sistemáticamente los viernes, lo que permite a las empresas evitar pagar los fines de semana y, en muchos casos, iniciar nuevos contratos el lunes.
Según un informe del sindicato USO, esta práctica ha generado una alta rotación laboral, donde las bajas de afiliación a la Seguridad Social aumentan de forma considerable los viernes y los últimos días del mes. Esto es indicativo de una estrategia empresarial orientada a reducir costes, pero con serias consecuencias para los trabajadores, quienes ven cómo su estabilidad laboral se esfuma cada pocos días.
El paro de larga duración sigue creciendo
Uno de los aspectos más preocupantes de la inestabilidad laboral es el paro de larga duración. Según datos oficiales, casi la mitad de los desempleados en España llevan más de un año buscando empleo sin éxito, y más de un 30% lleva más de dos años en esta situación. La incertidumbre es aún mayor para las mujeres, quienes enfrentan mayores dificultades para reincorporarse al mercado laboral, lo que se traduce en una brecha de género en el paro de larga duración.
La falta de trabajo estable y el incremento de empleos temporales han hecho que muchos españoles se vean atrapados en un círculo vicioso de empleo precario. La precariedad laboral se ha convertido en una norma más que en una excepción.
El desempleo real es mucho más alto
Si bien las estadísticas oficiales indican que hay 2,59 millones de parados, el número real de desempleados supera los 4 millones, según el sindicato USO. Esto se debe a los ajustes que realiza el Gobierno para no reflejar la verdadera magnitud del desempleo. De hecho, miles de personas, como los fijos discontinuos que no están trabajando pero siguen registrados como empleados, no aparecen en las cifras oficiales de desempleo, lo que oculta una realidad mucho más grave de lo que muestran las estadísticas gubernamentales.
La reforma laboral de Yolanda Díaz
A pesar de las promesas de la reforma laboral de la ministra Yolanda Díaz de reducir la temporalidad y garantizar contratos más estables, la realidad muestra una creciente volatilidad en el mercado laboral. Si bien se han impulsado algunas medidas, como la conversión de contratos temporales en fijos discontinuos, el número de contratos a corto plazo ha aumentado. En lugar de ofrecer trabajos de larga duración, las empresas han optado por contratos de muy corta duración para eludir las nuevas restricciones. Esto ha generado una mayor rotación de personal, lo que contribuye a la inestabilidad laboral generalizada.
En febrero de 2025, el número de contratos registrados fue de 1.098.491, una caída del 3,4% en comparación con el año anterior. Esta caída es aún más pronunciada en los contratos de más de 12 meses, con un descenso del 26,7%. Estos datos indican que la reforma no ha logrado frenar la precariedad laboral, sino que ha exacerbado la falta de empleo estable.
El mercado laboral en España sigue marcado por la precariedad y la temporalidad. Con uno de cada tres empleos de corta duración, la inseguridad es el pan de cada día para millones de trabajadores. La reforma laboral de Yolanda Díaz, lejos de mejorar la situación, ha contribuido a mantener la inestabilidad y a crear trabajos aún más efímeros. El paro de larga duración sigue siendo un problema creciente, y la discrepancia entre el desempleo real y las cifras oficiales refleja una realidad mucho más grave de lo que se está reconociendo. Las condiciones laborales precarias deben ser una prioridad para el gobierno, ya que el futuro del mercado laboral español está en juego.