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En su primera reunión tras asumir el cargo, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, y Fernando Fernández, consejero ejecutivo propuesto por el Partido Popular, protagonizaron un enfrentamiento de inusitada magnitud. El origen del conflicto fue la decisión de Escrivá de reorganizar la estructura del Banco, creando una nueva Dirección General y realizando nombramientos súbitos de altos cargos sin consultar a los afectados. Esta medida, según fuentes cercanas, provocó que Fernández votara en contra, algo extremadamente raro en la cúpula de la institución.
Acusaciones de procedimientos irregulares
El enfrentamiento no se limitó solo al fondo de la reorganización, sino también a las formas. Según las mismas fuentes, Fernández consideró que Escrivá había ignorado los procedimientos establecidos, al no realizar un estudio previo ni consultar con los directores generales afectados, lo que llevó al consejero a manifestar su oposición. La nueva Dirección General de Relaciones Institucionales, Europeas y Transparencia, que estará bajo el mando de Paloma Marín, jefa de gabinete de Escrivá, gestionará a cientos de funcionarios, muchos de ellos provenientes de la Dirección General de Economía y Estadística.
Implicaciones políticas y personales en la disputa
La tensión aumenta si se considera que Ángel Gavilán, actual director de la debilitada Dirección General de Economía y Estadística, ha sido crítico con algunas de las reformas impulsadas por Escrivá, como la de las pensiones. Aunque no se ha discutido formalmente un posible cese de Gavilán, su destino dentro de la institución queda en duda, mientras acompaña al gobernador en su primer viaje a Fráncfort para reunirse con la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.
Controversia por los nombramientos de Escrivá
Otro punto de discordia fue la decisión de incorporar a Inés Calderón, su jefa de prensa en el Ministerio, como directora general adjunta. Fernández calificó de «insólito» que Calderón obtuviera el estatus de alto cargo en el Banco de España tan rápidamente, un puesto que, según él, lleva décadas alcanzar a los funcionarios de carrera de la institución. Aunque no cuestionó la profesionalidad de Calderón ni de Marín, Fernández criticó la acumulación de nombramientos «a dedo» y defendió que el puesto de Calderón debió asignarse mediante un concurso público.
Una reorganización con polémica en la cúpula
El gobernador Escrivá, sin embargo, minimizó la relevancia del enfrentamiento. En un comunicado oficial emitido el pasado martes, el Banco de España informó que el consejo había aprobado la reorganización planteada, sin mencionar que no fue una decisión unánime. Aunque Escrivá parece decidido a seguir adelante con su plan, este primer choque revela las tensiones internas que podrían marcar el inicio de su gestión al frente de la entidad.